El día en que la moralidad fue lo menos moral

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POV Annabeth

-La ley es una mierda - habló Thals tras soltar otro suspiro de relajación disfrutando del sol después del entrenamiento. Había sido tan duro que ambas estábamos agotadas, todavía me latía la mejilla por la patada que me dio en la cara.

-¿A qué viene eso? - pregunté aceptando la botella de agua que me tendía.

-Estuve hablando antes con Travis ¡todo es ilegal! Hasta las cosas más ilógicas, nos encarcelan por todo. Normal que seamos piratas, para ellos todo lo que hacemos esta mal - se quejó.

Solo pude sonreír ante el desvarío mental que comenzaba a tener mi hermana, cada vez que descansaba de las tareas o de un entrenamiento, su mente volaba tanto que solía decir cosas sin sentido. O quizás sobrepensaba demasiado las cosas, hace dos días estuvo dos horas explicándome el por qué una de las nubes estaba torcida y no pegaba con el resto.

-Si alguien tiene algo que me gusta y lo cojo es ilegal - bufó.

-Sí, se llama robar Thalia. Lo que venimos haciendo desde siempre.

-Pero no es justo ¿y si eso que robo me gusta más a mí que a quien lo tiene? Yo le daría un mejor uso. - se volvió a quejar y apoyé la cabeza en su hombro mientras asentía - Y si alguien me roba a mí, no puedo matarle porque supuestamente eso es peor. Si me roban comida me parece un intercambio justo ¿verdad? Mi comida por su cabeza.

-Sí Thalia - acepté.

-No sé si me estás diciendo que sí a todo solo para que me calle y puedas seguir usándome como almohada, Chase.

-Sí Thalia - repetí en burla y trató de moverse - Vale, vale, es broma. Perdona, pero tienes razón, la comida es importante.

-Sé que no lo crees pero agradezco tu mal intento en mentirme - susurró apoyando su cabeza en la mía - Me has dado en la pierna mala.

-Tu casi me dejas sin cara.

-Es justo - aceptó soltando una pequeña risa - ¿Cuánto me queda para mi turno de tareas?

-Minutos.

-Puedo seguir aquí descansando y haciendo de almohada si quieres, me sacrifico porque mi adorada hermanita pequeña y capitana descanse.

-Thalia, vas a hacer las tareas.

Vi a Silena copiar nuestra acción nada más terminar de entrenar con Clarisse, pero al contrario que nosotras ni siquiera llegó a una esquina del barco para sentarse sintiendo el sol en la cara y relajar los músculos. Se tiró en el suelo, en medio de la cubierta como si fuese una salamandra soltando un largo suspiro y cerró los ojos como estaba Thals hace unos minutos.

Entendía su agotamiento, yo también lo estaba. Había doblado la duración de las peleas y aumentado las exigencias, cada vez teníamos más problemas y todo se ponía más difícil, sentía que hiciésemos lo que hiciésemos, jamás estaríamos lo suficientemente preparados. Aunque ahora si venían a atacarnos, les daría el barco y todo lo que teníamos sin contraatacar, apenas sentía los músculos, es como si toda mi piel estuviese tirante.

Escuché el sollozo falso de Thalia contra mi cabeza cuando Miranda golpeó dos espadas en alto lo suficientemente fuerte para que todos lo oyésemos, cambio de turno y por consiguiente, le tocaba a mi hermana. Adiós a su descanso y al mío.

-Te odio - dijo Thals dejando un beso en la parte de arriba de mi cabeza mientras se sentaba bien y yo le decía adiós a usar a mi hermana como almohada - Algún día haré otro motín y te tendré esclavizada atando cabos.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora