Me dan la peor noticia del mundo

415 34 337
                                    

POV Thalia

Había perdido la cuenta del número de días que lleva en esta horrible sala, demasiado iluminada y colorida para mi gusto, parecía que no existía para Apolo otro color que no fuese el dorado y el mármol, si es que el mármol se considera un color. Ni lo sé ni me importa.

Volví a pasar la mano por la pequeña burbuja flotante que se estaba formando a mi lado, de nuevo otro mensaje de Iris que rechazaba. Apostaba que eran del Argo II, no podía ser de nadie más, pero ya llevaban por lo menos cuarenta, iban a perder todos los dracmas. Maldita sea el momento en que Apolo permitió que pudiesen comunicarse así con nosotras, solo me provocaba molestia el tener que estar atenta además a que los mensajes no se formasen del todo. No quería hablar con ninguno, no hasta que Reyna estuviese bien y volviésemos, tampoco quería decirles en la cara que mi egoísmo había provocado que no estuviese ahí ayudándoles. Sinceramente, todo lo relacionado con la misión me daba evidente asco.

Esperaba haber disimulado como una campeona el mareo que me supuso aparecer de pronto en el Olimpo. Pensé que sería un viaje rápido y que no me enteraría de nada, cosa que lo fue, parcialmente. Fue rápido, sí, como un destello, pero el aterrizar en esta fea habitación del Olimpo solo provocó que me chocase con una columna nada más perder el equilibrio. Acabo de llegar y ya odio el Olimpo.

-Demasiada luz, mucho blanco - mascullé.

No sé si Apolo no me escuchó o simplemente pasó de mí como la mierda, tampoco me importaba. Mis sentidos se alertaron cuando depositó el cuerpo de Reyna sobre una pequeña cama de enfermería, también blanca y comenzó a rebuscar entre montón de mesas ignorándome. La verdad jamás me imaginé que hubiese una enfermería en el Olimpo, pensé que los dioses se curaban solos con un chasquido o alguna mierda similar, o quizás es solo Apolo que por ser de la medicina también le gusta jugar a los médicos.

-Se pondrá bien - murmuró al verme ya arrodillada al lado de Reyna - Haré todo lo posible.

Ni siquiera respondí y estaba seguro que ambos lo agradecíamos, ahora mismo si hablaba solo saldría un insulto de que no quería "todo lo posible" quería que viviese sí o sí.

Apolo brillaba mucho más aquí en el Olimpo, aún habiendo cargado a Reyna no tenia ni una mancha de sangre, al contrario de mí que seguramente tenía hasta en la cara. Lo peor, no era mi sangre, todo era de Reyna y de la fuerte herida que seguía ahí recordándome el que sin ninguna duda, había sido el peor momento de mi vida.

Volvía a estar consciente, demasiado mareada incluso para hablar, solo seguía a Apolo con la mirada mientras el dios continuaba rebuscando entre sus cosas; al contrario de mí, que solo la miraba a ella.

-No deberías estar aquí - murmuró sin mirarme.

-Lo sé.

No alejó su mano cuando volví a sujetarla entre las mías, solté un suspiro inconscientemente, como preparándome de nuevo para tener los nervios en la boca del estómago. Sabía que todo saldría bien, tenía que salir bien, pero esto que había vivido me perseguiría como la peor de mis pesadillas. Ya había estado con ella en una situación parecida cuando no despertaba luego de que Drew Tanaka le clavase un trozo de madera en la espalda; ahora fue aún peor, estuve viéndola morir segundo a segundo incapaz de hacer nada.

-Junto a Percy eres la capitana - susurró - Son tus obligaciones, te necesitan para luchar.

-Se las arreglarán sin mí. No me voy a ir de aquí sin ti, Reyna.

-Necesitan arqueros para luchar contra Escila, elegirán esa alternativa - replicó y ni quise saber cómo se le ocurría ahora ponerse a pensar en esa mierda - Te necesitan ahí, no seas egoísta Thalia.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora