Una tarifa premium que solo provoca problemas

348 31 353
                                    

POV Percy

Seguía manteniendo mi opinión de que Perséfone no es mala, solo un poco intensa y con poca paciencia. Nada más dijo que su título era diosa de las flores, Nico Di Angelo soltó una baja risa que si bien podría ser por un chiste muy bueno del que se habría acordado, no terminó de explicarse.

Ya teníamos un pequeño diente de león sobre la mesa.

Tampoco sé si llegó a enterarse o se hubiese reído al saber que también era diosa de la primavera, el caso es que ya no hacía falta. Tenía la misma manía que su madre Deméter de ir creando flores, solo que la diosa de la agricultura además de herirnos a Thalia, solo convirtió en flores momentáneamente el arma de Clarisse, no a uno de nosotros; cosa que le agradecía bastante. No quería ser una flor.

-¿Puedes dejarlo siempre así? - preguntó Thalia con malicia - Prometo ponerle en una oscura maceta.

-Si le quito alguno de estos pelos blancos... ¿le hago daño? - preguntó también Will amenazando con soplar lo que parecía ser Nico.

-¿Qué importa? Hazlo - insistió Clarisse.

-Nadie va a soplar a Nico - advertí - ¿Nos lo devolverás no?

-No tengo más remedio, tenéis que ayudarnos. - musitó con falsa pena Perséfone.

Tampoco le había gustado el que Thalia pasase al menos junto a Nico unos cinco largos minutos reclamándole que tanto Luke como Bianca estaban en los campos de Asfodelos, pero tenía que entenderlos, no fue plato de buen gusto recibir la noticia. Además yo no sabía si era buena idea informe al resto que los demás también habían ido a parar al mismo sitio.

<<Las quejas a mi marido>> fue la hábil forma de Perséfone de librarse de la insistencia de ellos dos. Había notado que le gustaba su título de reina del Inframundo, lucía con orgullo ser poderosa con esas habilidades extras que le otorgaba su cargo, pero cuando era tratar temas serios, su altanería y amabilidad se esfumaba y le cargaba el muerto a Hades.

-Si matamos a alguno tampoco pasa nada - sugirió Hécate - ¿Qué? - me espetó cuando me vio mirarla mal.

-Pues no sé ¿tanto te incordiamos? A ti no te hemos hecho nada.

-Existir.

-Yo también me siento así a veces - susurró Thalia con agonía.

Hay veces que de verdad dudaba si le caíamos bien, como a Clarisse. O quizás era momentáneo, algunas veces le parecíamos graciosos como si fuésemos un espectáculo de una feria ambulante y el resto, un martirio.

-Tenemos un poco de prisa - habló Hazel - Annabeth está en camino y nosotros...

-Annabeth, Annabeth, Annabeth - interrumpió la diosa rodando los ojos - Lástima que no pueda entrometerme, ninguno de nosotros. Si pudiésemos ya os habríamos quitado ese problema de en medio.

-Nuestro plan es que siga con vida, si no le importa - especificó Reyna. Yo también estaba a favor del plan.

-¿Mientras más de los vuestros mueren por su culpa? Tremendamente inteligente - ironizó la diosa.

Toda la fachada amable de antes se había ido, me daba igual que ahora estuviese dando su opinión. Ya me caía mal, otro dios más.

-No vamos a matarla - rebatí. - Podemos ayudarla, nadie más tendrá que sufrir.
-Qué esperanzador - rió en bajo Hécate - Tanto que resulta hasta cómico.

-No hay nada más cruel que alimentar una esperanza imposible cuando puedes arrancarla de raíz - me respondió Perséfone - Estás en el Inframundo, Percy Jackson, aquí no llegan buenas noticias.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora