Capítulo 28

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Desde que llegamos de Londres han pasado dos semanas, mis vacaciones de navidad no terminan hasta empezando Febrero, así que tengo aún mucho tiempo para pasar en casa de mis padres.

Las semanas pasan y aún sigo con dolor en el pecho.

-Cariño, -Mi madre llama a la habitación y yo le digo que pase. -Sería mejor que salieras a dar un paseo, el día está muy soleado y tu padre ha arreglado tu vieja bici... -Ella murmura entrando a mi habitación.

-No estoy de humor mama. -Le digo y aprieto mis piernas aún más cerca de mi pecho. Mama está en lo correcto, la luz del sol entra en la ventana, los rayos luminosos se extiende por toda la alfombra.

-Eso has dicho desde hace dos semanas, Meredith. -Ella me reprende caminando a mi cama.

Por dos semanas no he salido de mi cama, todas mis fuerzas se han esfumado.

-No tengo ganas mama...

-Meredith... No te puedes quedar todo el tiempo aquí en tu cama, tienes que salir adelante con o sin Harry. -Yo jadeo ante la mención de su nombre. -Los hombres vienen y van, claro que no novios súper estrellas, pero puede haber chicos que se le acerquen. -Ella ríe con su chiste, al ver que a mí no me hace gracia, ella se vuelve a poner seria. -Cariño, he pasado por esto al igual que tú, se cómo te sientes, pero si no te propones superar esto, nunca lo vas a lograr. ¿No es eso lo que te decía Sean?

Por primera vez desde que entro, la miro a los ojos.

-¿Sean? -Yo murmuro. Ella asiente y se muerde la mejilla. Un brillo juguetón aparece en sus ojos.

-Hable con el ayer... Me parece que tiene algo que decirte. -Ella me dice.

-¿Qué? -Desenrosco mis piernas de mi pecho y me siento.

-Ah no, primero tienes que salir de la cama, arreglarte y llamarle. Yo no te voy a decir de qué hablamos, tu misma tienes que hablar con él. -Ella me dice antes de darme una nalgada y salir corriendo juguetonamente de mi habitación.

-Madres... -Me rio y ruedo los ojos.

No quiero salir de la cama, ya estaba empezando a acostumbrarme. Miro a mi reloj y observo que es casi medio día. Me levanto y mis piernas flaquean bajo mi peso, me estabilizo y me muevo al baño con mi toalla que tome de la puerta.

Cuando entro, mi celular empieza a vibrar y miro la pantalla, el nombre de Zayn aparece en ella. El que haya terminado mal con Harry, no quiere decir que voy a dejar de hablar con mis amigos.

-Zayn... -Yo saludo cuando contesto.

-Grace. Qué lindo es oír tu voz... -Él dice y pareciera como si no hemos hablado en mucho tiempo.

-Lo mismo digo ¿cómo estás?

-No tan bien, quería hablar contigo. Liam, Louis y yo te extrañamos. Perdón, pero no puedo decir lo mismo de Niall y... de tu ya sabes quién.

Ahora que recuerdo, Niall fue el que me mando la foto de Harry con la chica. Siento un gran deseo de golpearlo en la cara, pero el no tuvo la culpa, Niall no tuvo la culpa de lo que paso. Pero sé que no lo hizo con muy buenas intenciones.

-Si bueno...

-Si... - La incomodidad es pesada en la línea. No tengo idea de que decir sin que el tema llegue a Harry.

-¿Qué tal los ensayos? -Yo le pregunto.

-Muy buenos, esta vez los escenarios serán fantásticos. No puedo esperar a que los vean las fans. Iremos a México este año, si quieres podemos hablar con Paul y hacer que te dejen pasar y...

-Zayn, te agradecería mucho que lo hicieras pero... Yo creo que no es lo mejor para el momento... -Yo murmuro y escucho un suspiro triste desde el otro lado de la línea. -Pero si Louis, Liam y tú quieren, podemos salir después de que ustedes terminen el show.

-Sería estupendo, tenemos muchas ganas de estar contigo en estos momentos. Somos tus amigos y pues... Sabes que estamos contigo en las buenas y en las malas, no podemos esperar para volver a verte. El conocerte hace cuatro años, hizo que muchas vidas dieran vueltas. -El ríe y yo sonrió nostálgicamente.

-Yo también los extraño mucho y te agradezco mucho que me digas estas palabras de aliento Zayn, eres una gran persona, Perry tiene suerte de tenerte.

-Y sí que la tiene. -Él se burla.

-Que modesto eres joven. -Yo rio.

-Ya soy viejo, tengo veinticinco años, dudo que a eso se le llame joven, Meredith.

-Para mí aun eres joven.

-Está bien, dejémoslo en joven. Me alegro el poder hablar contigo hoy Meredith, ahora, si me disculpas, tengo que salir a hacer las compras con mi madre. -Él explica.

-Está bien, diviértete.

-Eso hare. -El murmura y cuelga.

Me desplomo en la silla junto al gran espejo y tapo mi rostro.

-¡Maldición! -Grito en un momento de locura y arrojo el jabón de manos contra la pared.

¿Qué es lo que estoy haciendo con mi vida? ¿Qué es lo que estoy haciendo conmigo misma? No puedo vivir para siempre en el pasado, tengo que salir adelante y enfrentar mis problemas sola como mi madre me dice. Me levanto de la silla y me miro en el espejo, mi cabella cae en ondas casi hasta llegar a mi cadera, ya está lo suficientemente largo. Grandes círculos negros se dibujan de mis ojos y no puedo evitar mirar las bolsas que de igual manera están ahí. Dios soy un desastre en persona.

Por un momento se me viene a la mente una loca idea, la alejo completamente.

Si quiero empezar de nuevo ¿Qué mejor manera de empezar con un nuevo look? Tomo un mechón de mi cabello y lo doblo de varias formas tratando de conseguir un largo que me guste. Mi primera opción es a los hombros, este largo hace que mis ojos se vean más grandes. No, no me gusta.

Intento por lo que parecen horas, hasta que por fin me decido a cortármelo totalmente. No ha rapármelo, pero si a dejarlo extremadamente chiquito como si fuera de niño. Camino nuevamente a mi cuarto y tomo las tijeras de mi escritorio. Me centro bien enfrente del espejo y tomo otro mechón y con manos temblorosas muevo las tijeras a este y cierro los ojos antes de presionar los ojales juntos y cortar. Siento como se desliza el mechón por mi brazo y abro los ojos alarmadamente.

Eighteen H. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora