Maríe Green.

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Para cuando salimos del hotel, y le pregunto a dónde quiere ir. Ella titubea aún triste.

-¿Comida china? ¿Italiana? ¿Mexicana? ¿Española? ¿Qué quieres nena?

-Dudo que la mexicana de aquí, sea tan buena como la de allá. -Me dice y me río. -Creo que quisiera algo local. Tu, ¿qué me recomiendas?

El deseo y antojo por la comida mexicana, se hace presente. Pero aún así, quiero dejarle escoger. A ver si de ese modo, la comida logra subirle el estado de ánimo.

-Lo que quieras.

-¿Lo que quiera? -Me dice extrañada.

-Sipi. La comida de aquí es tan buena como la de allá.

Se ríe tristemente y me rueda los ojos.

-Creo que en eso te equivocas, Harry. -Me mira divertida. -¿Podemos ir a comer tacos? Yo no conozco para nada este lugar, y tengo antojo.

Y ahí está. Esa conexión que tenemos. Es tan fácil para ambos ponernos de acuerdo en algo, o adivinar los gustos del otro.

-Sólo era un comentario. -Me río. -Podemos comer lo que a ti se te antoje.

-No, no no. Quiero lo que tú quieras. -Me toca el brazo y yo le regaló una sonrisa.

-¿Segura? -Le arqueo una ceja. No quiero ser egoísta, pero, es que enserio tengo un gran antojo de tacos.

-Claro, es más. Así te pruebo mi punto. -Me guiña el ojo. Y eso es algo nuevo que aprendió de mí.

Me encanta.

-Está bien. -Asiento feliz y empiezo con la búsqueda.

Doy con un lugar llamado la Taquería. Que está cerca de West Kensington. No muy retirado de aquí. Así que le digo a Meredith que espere mientras pido un taxi.


Grace.

Esperamos un par de minutos hasta que por fin llega el taxi. Harry abre la puerta para mi, pero una mano me detiene y volteo.

-¿Marié? -Es una señora de cabello castaño, estatura media y vestimenta impecable.

-¿Disculpe?

-¿No te llamas Marié? -Me pregunta.

Frunzo el ceño confundida.

-Mmm, no. Me llamo Meredith. -Le digo, y ahora es ella quien frunce el ceño.

-Lo siento mucho. Es que te pareces tanto a...

-¿A quién? -Le pregunto curiosa.

-Marié Green. – Me dice, aún escaneando mi cara.

-Mmm, no creo conocerla. Disculpe. -Le digo con recelo.

Hago ademán para subir al taxi en espera. Pero ella me vuelve a detener.

-¿Estás cien por ciento segura, que no la conoces? -Me vuelve a tocar el brazo. Y está vez Harry interrumpe.

-Este... hola señora, mucho gusto. No quiero ser entrometido o grosero, pero nuestro taxi está esperando. -Harry entiende mi incomodidad y le dice amablemente.

-Solo quería asegurarme bien, lo siento. Es que se parece tanto a mi compañera de selección. Marié. Tiene años que no la veo.

El nombre Marié hace click en mi cabeza; ese es el nombre de mi mamá, pero esos nos son sus apellidos.

-Marié... -Pruebo el nombre en mis labios. Y ella asiente. -Ese es el nombre de mi madre.

Le digo y algo se enciende en su rostro.

Eighteen H. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora