Trataba de asustarte.

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-Hola linda. –El arrastra las palabras mientras se levanta de una butaca de plástico de la antepenúltima fila de las gradas.

-Hola Niall, que sorpresa verte por aquí. –Me cruzo de brazos y frunzo el ceño. El no debería de estar aquí.

Si esto hubiera pasado tiempo atrás, yo estaría emocionada e incluso nerviosa de tener a un amigo de Harry frente a mi, después de dejar de verlos hace mucho tiempo.

-Sí, para mí también es agradable el verte. –Me regala una sonrisa sincera.

Aun no olvido que él fue el que me mandó las fotos indiscretas de Harry sin ninguna explicación.

-Lo siento, es solo que estoy sorprendida de verte. –Me disculpo y el asiente como si me comprendiera, cuando en realidad, no lo hace.

-Fue una decisión de último momento, créeme. Solo me daba una vuelta por el lugar para ver como estabas y en qué universidad estudias. –Él explica mientras baja los últimos escalones hacia la cancha.

-Eso es muy considerado de tu parte. –Fuerzo una sonrisa.

Normalmente me sentiría cómoda con la presencia de Niall, sin embargo, en esto momentos es lo que menos siento. Algo ha cambiado y probablemente se dé que se trata, sería descortés y estúpido tirarle en cara el hecho de que haya recibido ese tipo de imágenes en mi celular, pero esto no es su culpa, él no tiene nada que ver con todo esto y si por el no fuera, ahora estaría viviendo en una mentira.

-Lo sé. Todos te extrañamos. –Él se sincera antes de meter ambas manos en los bolsillos de sus jeans.

-Yo también los extraño como no tienes idea. –Medio me rio por lo patética que sueno. El me sigue.

-Tu ruptura de última hora con Harry nos ha dejado a todos completamente sorprendidos. –Se para a una distancia prudente de mí.

Esto es una estupidez, Niall está actuando como si no estuviera al tanto de las cosas.

-¿Cómo se supone que iba a seguir así, después de las fotos que me has mandado? –Me encojo de hombros.

-Pensé que tu amor por Harry era mucho más fuerte. Me parece que te subestimé. –Dice.

-¿De que estas hablando? –Ahora sueno a la defensiva.

-Nada de lo que puedas entender. –Ladea la cabeza y me observa con detenimiento.

-Si no me dices de que se trata, nunca entenderé... -Replico.

-Ese es el caso... Tú nunca entiendes. –Sonríe con lentitud como si de una broma se tratase.

Por lo que veo, a lo único que ha venido Niall es a ponerme incomoda y a arruinarme el día. Si me pongo a discutir y a contestarle en este momento, lo único que voy a lograr es caer en su propio, así que me quedo callada.

-¿No me vas a contestar? –Arquea las cejas. –Te has puesto a la defensiva. –Asegura.

-No estoy a la defensiva Niall. –Digo entre dientes.

Estoy atenta a cualquier reacción de su parte, pero él se limita a mirarme detenidamente.

-Oh por supuesto que lo estás. –El ríe por lo bajo y las ganas de conectar mi puño con su nariz, crecen.

Me rio por lo estúpida que estoy siendo al quedarme en un lugar totalmente deshabitado y con el imbécil de Niall.

Muerdo mi labio inferior  y entorno los parpados hacia él. Un silencio sepulcral se extiende por el lugar. No entiendo que está haciendo Niall aquí, en California y en mi universidad. Sin decir nada en lo absoluto, me doy media vuelta y empiezo a caminar hacia las escaleras opuestas de las que Niall bajó.

Cuando me encuentro casi ya en la salida del gimnasio, por inercia volteo detrás mío para ver si Niall está ahí, pero él ha desaparecido con el viento.

Frunzo el ceño y sigo caminando ya encontrándome nuevamente cerca de la cafetería, y justo cuando estoy a punto de caminar en rumbo al edificio donde el laboratorio de Cora se encuentra, la realidad me golpea y recuerdo que he dejado mi libro de anatomía en el piso del gimnasio.

No quiero volver a entrar ahí sola, si Niall de repente va a aparecer y a seguir molestándome, pero si lo dejo ahí, alguien más se lo llevara y el profesor Porter me regañara por darme el lujo de perder las cosas.

Gruño y reanudo mi marcha por el lugar de donde venía. La boca de mi estómago se revuelve con el pensamiento de que tendré que ser precavida si voy a volver a entrar sola al gimnasio. Niall no me forzaría a nada si yo no quisiera, pero muy aparte de eso, estoy paranoica de que algo va a pasar.

Cuando por fin me agacho a recoger el libro del piso, siento que un brazo fuerte y estable se envuelve a mi cintura, mientras que la otra mano se envuelve a mi boca no permitiéndome hacer ruido alguno.

Mi corazón bombea con rapidez y siento como el miedo se arraiga en mi sistema. Mi cuerpo entero esta alerta de lo que sea que este tipo trate de hacer conmigo. Mis ojos empiezan a picar y me siento como la persona más vulnerable en este mundo.

Es Niall, es Niall. Mi subconsciente me grita.

Y justo cuando el brazo del sujeto que está tratando de secuestrarme me apega hacia él, es cuando recuerdo lo que papa nos había enseñado a Kathy y a mí, para defendernos cuando él no nos pudiera salvar. Mis piernas no han sido privadas por el sujeto, así que con fuerza pateo hacia atrás, pateando la zona en la que a los hombres más les duele. El agarre en mi cuerpo se desvanece y escucho el gemido de dolor de mi agresor antes de escuchar el golpe seco contra el piso.

De inmediato me giro con las lágrimas casi cayendo por mis mejillas y me horrorizo con la imagen que esta frente a mí.

Es Jhon el que cierra los ojos con fuerza y se rueda de un lado a otro sobre el piso de goma.

-¡Jhon! –Corro hacia él y me arrodillo a su lado. -¡Por amor a dios! ¡¿Qué diablos tratabas?! –Las lágrimas descienden poco a poco por mis mejillas.

-Trataba de asustarte. –El susurra y se retuerce por el esfuerzo.

Eighteen H. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora