Eighteen H. S

Va a salir de ésta. Como siempre lo ha hecho.

Caroline hace ademán de mover su mano hacia el hombro de Meredith, pero yo le niego con la cabeza, y ella asiente.

-No quise provocar nada de esto, se los juro. Es sólo que... pensé que...-Trata de buscar las palabras pero, no las encuentra.

-Lo entendemos. -Le digo y aprieto al amor de mi vida, más cerca de mi. -No tiene nada de que disculparse. Sé que no lo hacía con malas intenciones.

-¿Va a estar bien? -Caroline pregunta cautelosamente.

-Va a salir de ésta. Como siempre lo ha hecho. -Le doy un beso en el cabello, y ella solloza aún más.

-Creo que ya he causado muchas incomodidades. Creo que mejor me voy. -Ella hace ademán de pararse y yo la dejo.

-¿Me podría proporcionar su número? -Le pido amablemente y ella se sorprende. -Es por si Meredith tiene alguna duda.

-Ah, claro. -Ella dice y saca un bolígrafo de su bolsa. Toma una servilleta de la mesa, y anota su numero junto con su nombre. Caroline Wilson.

-Muchas gracias. -Le regalo una sonrisa y guardo la nota. -¿Quiere que le pida un...

-No hijo. Ya hicieron suficiente con invitarme a comer. Yo puedo pagarme el taxi. Eres muy generoso.

Le regaló una sonrisa honesta. Caroline es muy educada.

-Espero poder volver a verlos pronto. Cuídense mucho. Cuídala mucho. -Me pide.

-Más que a mi propia vida. -Le digo y ella se ríe.

Sin más, ella se despide de Meredith que aún está llorando en mi pecho; tocando su hombro y apretando suavemente.

Le pierdo la pista una vez que ella atraviesa la calle y toma un taxi.

-¿Meredith?-Le llamo pero ella sólo se sujeta de mi playera, en busca de consuelo. -Oh, cariño. Siento tanto por todo lo que has pasado. ¿Te llevo de regreso al hotel?

Siento que asiente en mi camisa y trata de incorporarse. Mido sus movimientos y analizo su rostro.

Meredith extiende la mano por una servilleta. Su rostro está totalmente mojado a causa de las lagrimas y tiene el semblante demasiado triste. Ya no la había visto de esta manera. Está destrozada.

-Mírame. -Le digo firmemente y ella me mira aturdida. -No te hagas suposiciones de algo que no está comprobado. Sólo son comentarios. Estoy consiente de la mierda de día que ha sido hoy. Pero no estás sola ¿si?. Me tienes aquí, para ti. Sobre cualquier adversidad. Tenlo en mente.

Tomo una servilleta y limpio debajo de sus ojos, donde parte de su rímel está corrido.

El verla así, en ese estado en el que está; me conmueve hasta en lo más profundo. Pero no puedo detenerme a sentirme de la misma manera en la que ella lo hace. Tengo que alentarla a seguir, a tratar de hacerla superar. Como lo he estado tratando de hacer en el tiempo que estuvimos juntos.

-Gracias. -Su voz es baja y hasta un poco ronca.

Me limito a asentir y a suspirar.

Le digo al mesero que me de la cuenta y en menos de 5 minutos ya le estoy entregando mi tarjeta de crédito.

Meredith se levanta, tambaleándose un poco. Y le paso mi brazo por la cintura para tenerla estable.

Una ráfaga gélida de viento rompe contra nosotros y tiemblo. Meredith extiende su chamarra y la pasa por sus hombros.

Pido un taxi y le abro la puerta para que ella pueda acomodarse en el asiento trasero y yo pueda unírmele. Sigue sin decir una sola palabra, una vez que me encuentro dentro del auto y solo se limita a mirar la tormenta que se ha desatado.