La gabardina negra de Harry.

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Louis esta al volante y Kylie de copiloto, ella trata de entablar una conversación decente con el, pero Louis se concentra más en escuchar su mp3. Jhon y yo vamos en los asientos traseros, hace unos minutos, él tuvo el valor de tomar mi mano y entrelazar nuestros dedos, desearía que no lo hubiera hecho.

Después de tres horas, que es lo que Louis condujo en la mañana para pasar por mí al aeropuerto, llegamos a su casa casi a la una de la madrugada. Recuerdos vagos de mi adolescencia aquí, vienen a mi mente, y me golpean con brutalidad. Pero eso no es lo que hace que me sienta mal, lo único que me hace perder los pies del suelo, es ver la gabardina negra, descansar en el antebrazo del sillón. Es la gabardina de Harry, la recuerdo con claridad.

Me sorprendo fantaseando si la tela tendrá impregnado el olor de él.

-Bueno, Kylie y Meredith pueden quedarse en mi habitación, mientras que tú, mi amigo. –Le dice a Jhon en español. ­–Puedes quedarte en el cuarto de invitados. –Louis se frota las manos. El ni siquiera se da cuenta de que miro con detenimiento el abrigo.

-No Louis, tu duerme en tu habitación, las chicas pueden dormir en la de invitados, y yo me acomodare en el sillón. –Jhon le sonríe.

Hasta apenas me percato de que el ya domina demasiado bien el inglés.

-Ustedes son los invitados, no tienes por qué rechazar lo que yo te estoy ofreciendo de buena manera. –Louis articula.

-No estoy rechazando nada, solo no quiero que nos sientas como una carga. Además, será una larga semana... -Jhon se defiende.

-Como quieras. –Louis le responde encogiéndose de hombros, mientras que retira el suéter de su cuerpo y lo pone en el perchero.

Las luces en la casa de Louis se apagan a las tres y media de la mañana.

Doy vueltas en la cama, tratando de conciliar el sueño que no tengo. En América, serian probablemente las nueve de la mañana, a esta hora estaría en mi tercera clase, en la universidad. Kylie, sin embargo, ronca levemente, lo que me indica que ella si lo ha logrado.

El rechinido de la vieja puerta de la habitación, me hace saltar levemente, y solo cuando veo el rostro de Jhon asomarse por ella, mi corazón deja de latir tan desmedidamente.

-Hola. –El saluda y se acerca hasta incarse a un lado de la cama, a mi altura. No puedo evitar mirar el abrigo negro al que se aferra su mano derecha.

-Hola. –Me acurruco de lado para ver mejor su expresión.

-No puedo dormir. –Se ríe avergonzado.

-Ni yo. –Concuerdo y rio quedamente, tratando de no despertar a su hermana.

-Por lo visto, ella sí que puede. –Me lee el pensamiento y yo asiento.

-Siento haberles cambiado los planes. –Me disculpo, refiriéndome a Louis y a mi trayéndolos hasta acá.

-No te apresures, mientras yo este contigo, nada me preocupa. –Él me dice y lo miro sonrojarse.

Tomo una profunda respiración y alargo la mano para tomar la suya y apretarla gentilmente.

-¿Te molestas de que no te bese? Me refiero, a cuando la gente nos mira. –Susurro mientras juego con sus dedos.

-Normalmente no lo haces. –Él se ríe, pero lo siento tensarse ante mi pregunta. Mi corazón cae. –Pero no te preocupes, puedes tomarte el tiempo que necesite. –Él me dice y yo niego con la cabeza.

-Es injusto todo lo que haces por mí. –Lo digo enserio. –Eres demasiado atento.

-Para eso estoy Meredith. –Muerde su labio inferior y yo lo sigo con la mirada.

Y por primera vez, desde que le dije que era buena idea intentarlo, siento ganas de besarlo.

-¿Qué miras? –Él se ríe entendiendo mis intenciones.

-Nada. –Me encojo de hombros mientras que me incorporo sobre mis codos, y me siento completamente.

Sigo confundida, aun no puedo entender con claridad lo que Louis me dijo. Es demasiado para procesar. Aun no sé si lo que dijo, de verdad me afecto emocionalmente, Harry ahora hizo su vida, hasta probablemente me olvido y ya no piensa más en mí. Pero él fue el que me dijo que ya no me quería a su lado, y por supuesto que Meredith le hizo caso, como siempre. Por mi lado, yo no sé si sigo queriendo a Harry como antes. Mis pensamientos e intenciones hacia él, por el momento no son los mejores. Lo fueron alguna vez, pero ahora son todo lo contrario. Así que mejor pienso antes las cosas antes de decirle a Jhon que quiero besarlo.

-Traje algo para ti. –Él me dice y alza su mano, con la gabardina de negra –Solo quería venir a cerciorarme de que todo estaba bien. –Se encoge de hombros. –La vi muy sola allá abajo y pensé que sería bueno... Ya sabes. –Me extiende su mano con el abrigo.

La tomo entre mis dedos y siento la suavidad en las palmas.

-No tenías por qué hacer esto Jhon. –Mi voz suena más baja de lo que quisiera. Lo miro a los ojos. El me regala una sonrisa melancólica.

-Que descanses bien, princesa. –Él me dice y se levanta, pero yo lo detengo en el acto y me levanto de un brinco.

Mínimo tengo que demostrarlo que el significa mucho para mí.

Muevo mis manos a su rostro y el cierra los ojos ante mi toque. Me levanto sobre mis puntilla y me acerco lo suficientemente a él, hasta sentir su respiración pegar contra mi rostro, cierro los ojos. Me acerco aún más y cierro mis labios contra los de él. El jadea por mi arrebato. Quito mis manos de su rostro y las muevo a sus brazos, esta acción se me hace bastante familiar, así que mejor las muevo a su pecho y las dejo ahí. Siento a Jhon tensarse bajo mi toque.

-¿Les importa? –Ambos saltamos en nuestros lugares. -Estoy tratando de dormir, maldición. Váyanse a otro lado. –Kylie protesta y se da vuelta, dándonos la espalda.

Jhon y yo rompemos en carcajadas, me da un último beso en la mejilla y se va de la habitación, dejándome a solas con la gabardina negra.

Me cruzo de brazos frente a la cama, debato si es correcto tomar cosas que no me pertenecen en lo absoluto.

¡Al diablo con lo que está bien y con lo que está mal!

Por primera vez quiero sentir lo que se siente estar a salvo después de meses de estar vulnerable.

Tomo la tela entre mis dedos y la muevo hacia mi rostro, hundiendo por completo mi rostro en ella. El olor que invade mis fosas nasales es celestial. El olor que siempre ha tenido Harry, está ahí. Menta y su usual loción de ducha. Mis manos tiemblan cuando me decido por pasarla por mis hombros y cubrir mi cuerpo con ella. De algún modo, mi cuerpo responde ante el familiar aroma.

Me acuesto en la cama, cierro los ojos y con ayuda de la gabardina negra de Harry, me dejo llevar en la oleada de cansancio y sueño.




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Hola chicas, perdon si el anterior capitulo esta medio raro, lo que pasa es que ultimamente estoy medio desconcentrada. Estoy tratando de hacer mi mejor esfuerzo, asi que les dejo el ultimo del dia. Disfrutenlo.

Eighteen H. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora