Le doy paso a las lagrimas.

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Todos se ríen. Todos hacen bromas estúpidas. Todos me miran como si telepáticamente me dijeran "Sabemos que tu ex y tu actual están aquí, pero diviértete un poco hombre". Todos están contentos. Nadie, absolutamente nadie sabe de qué tan impaciente y ansioso estoy por hablarle.

Me siento como la primera vez que la conocí. Ella me evitó completamente, y tuve que esperar a que Zayn le preguntara su nombre, para afirmar que realmente era ella. Que desde ese entonces iba a ser la niña de mis ojos.

La miro cuando ella no lo hace, y cuando no lo hago, siento su mirada sobre mí. Es reconfortante de alguna manera, tenerla cerca mío.

Levanto la mirada de mi plato, para mirarla nuevamente, pero esta vez ella, ella cruza su mirada con la mía. Causándome sensaciones que extrañaba sentir dentro de mí. Me hago el fuerte y le sostengo la mirada. Ella trata de hacer lo mismo conmigo, pero a los tres segundos desiste y niega con la cabeza.

Intento otra vez, y ella hace lo mismo, como si lo necesitara. Esta vez le hago señas discretas, con la cabeza hacia la salida del restaurante, y al principio ella no capta lo que trato de decirle.

Ruedo los ojos y le digo en voz alta.

-¿Podemos hablar un momento? –Le digo y todos en la mesa guardan absoluto silencio.

Miradas de complicidad de nuestros amigos y de irritación por parte de la pareja de ambos, se extienden sobre la mesa.

Meredith se sonroja extremadamente antes de pensarlo un poco para después asentir tímidamente. Le doy un beso a Taylor en la sien y me levanto de mi lugar, para reunirme en la salida con Meredith.

Espero un par de segundos para que ella me siga a la salida, y una vez afuera, la brisa de la tarde golpea contra nuestros cuerpos.

Grace.

Mi piel se ha puesto de gallina, y no es producto del frio, sino porque estoy aterrorizada de mi reacción inconsciente al haber aceptado salir hasta aquí, a solas, con Harry.

Una vez que estamos afuera, el baja un par de escalones antes de meter sus manos a las bolsas de sus pantalones y girar hacia mí.

Ambos guardamos silencio, como si esto fuera lo suficientemente raro e incómodo para hablar. Como si fuera menos incomodo que ir con Taylor Swift, la novia de Harry, en el mismo automóvil, por más de diez minutos. Hablando sobre el clima, el día y ese tipo de estupideces.

-¿Cómo has estado? –Él es el primero en hablar.

Me esperaba otro tipo de pregunta, algo un poco menos cotidiano. Algo como "¿Por qué todos los alimentos saben diferente?" Algo que no tuviera respuesta, porque estoy totalmente segura de que las preguntas que está por hacerme, tienen respuesta

Me tomo un momento para pensar en que le voy a contestar:

Oh ya sabes, me siento de la mierda siempre que me levanto por las mañanas. Y ahora que lo preguntas... No estoy bien, te lo aseguro, estoy de cualquier forma, menos bien. Me siento estúpida, impotente, inútil, incapaz, minusválida y débil ahora que te tengo frente de mí y no puedo hacer absolutamente nada, sin caerme sobre mis pies, empezar a llorar, o dejarte que me rompas más el corazón. Me puedes ver físicamente bien, pero psicológicamente soy un pequeño pedazo de papel lleno de porquerías que ha sido arrugado, aplastado y menospreciado múltiple y considerables veces. ¿Pero sabes que voy a hacer para ocultar toda esta basura? Fingir que estoy bien.

-Bien. –Me limito a decirle. -¿Y tú? ¿Cómo has estado últimamente?

El parece pensarlo profundamente antes de contestarme:

Eighteen H. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora