Sé el nombre por el cual quiero llamarte
-No hables-ordena, aunque quisiera hacerlo no podría, no sé qué decir, y su mano sigue cubriendo mi boca y parte de mi rostro.
El capitán se ve sin fuerza, agotado y sonrojado. En un movimiento rápido junto su frente con la mía y siento el calor en ella, está afiebrado y yo aquí fantaseando con una posible declaración.
-Oi, no hagas eso-murmura, su cabeza cae sobre mí y acaba escondida en mi cuello, me tenso cuando su respiración choca contra mi piel y sobre todo cuando mueve la cabeza, provocando que sus labios húmedos dejen un camino en mí.
-C-Capitán debe descansar-me trabo, maldita sea todo.
-Eso estoy haciendo.
-P-Pero no sobre mí-insisto-, podría entrar alguien y malinterpretar esto.
-¿Y?
-Y no creo que quiera rumores...Extraños.
-¿Extraños? ¿Que tendría de extraño una relación en la Legión?
Claramente no está en sus cinco sentidos o ya estaría volando por la ventana por siquiera insinuar una relación entre nosotros.
-Nada, pero si son rumores entre un capitán y una novata...
-No entiendo-madre mía ha puesto un tono de voz más suave como un niño, creo que podría morir en este instante, para colmo sigue en mi cuello y cada vez que habla siento la necesidad de suspirar.
-No querrá ser emparejado conmigo-digo directa-, déjeme ayudarlo a levantarse, luego buscaré a Hange-san.
Con mucho esfuerzo logró darle la vuelta, ahora soy yo quien lo mira desde arriba. Sus ojos están clavados en los míos, de los nervios quiero apartarme rápidamente, pero su mano acaricia mi mejilla con dulzura, como si temiera que desapareciera.
-No busques a la cuatro ojos, sus medicinas no funcionan en mí-me aparta sin brusquedad y se pone de pie por su cuenta.
Ahora soy yo la que no entiende, ¿está delirando o no?
-¿Qué esperas?-dice apoyado contra la pared a un lado de la puerta, me levanto y lo sigo rápidamente, me hace seguirlo por los pasillos hasta llegar a uno que solo tiene un par de puertas, saca una llave de su chaqueta y abre la segunda invitándome a entrar.
Es su habitación.
Como es de esperarse está igual de impecable que su oficina, pero hay una silla que parece estar en un lugar al azar, está cerca de la ventana pero no tanto como para tener la utilidad de permitirle apreciar el exterior durante horas. El capitán se quita la chaqueta de la legión y se afloja el pañuelo, luego se sienta en dicha silla y cierra los ojos.
ESTÁS LEYENDO
Black Tea │Levi Ackerman
Fanfiction-¿Qué significo el té negro de ese día? -Fue una invitación. -¿Para qué? -Para que formes parte de mi vida.