Sientes todo en tu interior pero limpia tus ojos llorosos
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Había estado en un interrogatorio sin tortura, me hacían preguntas y aunque entre con la idea de no decir nada, acabe diciendo todo lo que sabía, realmente quería salvarme, tenía miedo y sabía que mis padres no serían capaces de hacer nada, me arrepentía de no haber apoyado a Zeke, y ahora sería un titán destinado a vagar por la eternidad.
Me agradecieron, me agradecieron por traicionar a mi familia y colaborar. Me durmieron, y cuando desperté estaba sobre una muralla junto al océano, oía los gritos de todos, y por inercia llamé a mis padres.
-Tus padres están allí-me dijo el oficial señalando hacia el borde de la muralla.
-¿Por qué diablos Zeke nos traicionó?-grito un hombre, lo había visto en casa varias veces.
Papá no respondió.
-¿Como diablos se cría a un hijo que traiciona a sus padres y hermana? ¡¿Qué te pasa?! ¡Solo eres un cabeza de chorlito bueno para nada! ¡Contártelo todo fue un error! ¡El movimiento de restauración y Dina! ¡Incluso perderán a Astrid! ¡Puta madre, di algo!
-Lo siento...
-¿Por qué confiamos en tí?-sollozo el hombre-Eldia está condenado.
Ví como un oficial lo empujaba, el hombre cayó hacia la arena y rodó, el oficial le dijo que corriera hacia el norte, hacia el muro, él empezo a correr.
-De todas formas se lo comerán, ¿no es así, Kruger?
-Sí-respondió el oficial que me tenía tomada de los hombros.
Poco a poco inyectaron a todos y los empujaron de la muralla, pero a diferencia del primero, al caer se convierten en titanes, bestias horribles, era una pesadilla.
-La siguiente es una mujer, si no tuviera sangre del demonio...
-¡Mamá!-grite tanto como pude, mi madre volteo cuando le sacaron la venda de los ojos y me observo.
-¡Astrid!
-¿Qué hace ella aquí? ¿No les dije? ¡Se los dije todo! ¡Ella y mi hija pueden ser útiles! ¡Tienen sangre real...!
Papá no terminó de hablar cuando el oficial Kruger se lanzó sobre él.
-¿Qué pasa?
-Dice idioteces, continúen.
-Grisha, Astrid, no importa en que me convierta, los encontraré.
-¡Mamá!-el señor Kruger me sostuvo en brazos impidiendo que pueda correr hacia ella, y como si el tiempo parara la vi caer de la muralla y convertirse en un titán.
Papá grito desconsolado.
-¿Deberíamos convertirlos ya?
-¡Ella solo tenía ocho años, bastardo!-grito papá con furia.
