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Año 843
-Vamos-insiste Petra tirando de mi brazo, pero no me muevo-, toda nuestra generación irá.
-¿No los odias?-pregunto.
-Sí, pero si hay tragos de por medio tal vez pueda tolerarlos.
-Eso no suena bien, además estoy cansada-me quejo-, debemos acabar de empacar y no quiero ver las caras de "¿ah? ¿te uniste a la Legión? Que idiota".
-No son así...-la miró incrédula-Bueno sí, pero cuando nos volvamos las heroínas de la humanidad al menos recordarán esta noche y arderán de rabia.
-Paso.
-No puedes pasar.
Mi plan de este día era claro: en la mañana, ver a Grisha. En la tarde, empezar a empacar. En la noche, asistir a la ceremonia de graduación y finalmente dormir, no pensaba ir a pasar mis últimas horas de tranquilidad rodeada de puros imbéciles oportunistas, y honestamente no podía entender porque Petra pretendía eso, ella también los odiaba, y ni hablar de Erd, entonces ¿para qué fingir que nos caen bien? Eso sin contar que tampoco les caemos bien.
-Vamos-vuelve a pedir-, dos horas, pago tu cena y regresamos.
-Que sea una hora.
-Una hora y media-debate-, y acabaré de guardar tus cosas.
-¿Tanto quieres ir?-cuestiono.
-As, tal vez sea la última vez que podamos hacer algo de adolescentes normales, ¿acaso crees que tendremos esta oportunidad estando en la Legión?
-Bien-digo tras un silencio-, iré y no te pediré nada a cambio, pero si me sacan de mis casillas me marcharé.
-Y yo me iré contigo-asegura antes de abrazarme con fuerza-, ¡eres la mejor!
-Ajá-ya me estoy arrepintiendo pero no puedo decírselo.
Cuando imaginaba el lugar en el que decidieron reunirse, por mi mente pasaban las mejores tabernas de la muralla Rose, o incluso que nos harían ir hasta Sina para asistir al mejor sitio de la capital, pero en su lugar acabamos en Sina, sí, pero en una taberna que tenía pinta de estar en sus últimos días.
-No estaría bien visto que vieran a futuros militares embriagándose por ahí, si algo se sale de nuestras manos, al menos no saldrá de aquí-explico Erd con desagrado.
-Yo diría que nosotros seremos los que no salgamos de aquí-admito.
-¿Que podría suceder?-bufa Petra.
-Que te apunten con un arma, que te de una infección por ir al baño o que te envenenen con ese licor que parece estar allí desde los comienzos de la humanidad-señalo.
