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Tu pequeña estrella que ilumina tu corazón

-Oh-digo cuando abro la puerta-, ¿recién se levanta? Está despeinado

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-Oh-digo cuando abro la puerta-, ¿recién se levanta? Está despeinado.

-Muy graciosa, niña-dice Pixis entrando.

-Lo siento-me río silenciosamente, Erwin sonríe ligeramente-. Sí, siéntese, yo tenía muchas ganas de caminar por la habitación.

-Yo estoy viejo, Astrid-me reclama Pixis-. Cuando te conocí no eras así.

-Me conoció cuando me habían tirado de una muralla, ¿que esperaba?

-¿Qué noticias traes?-pregunta Erwin interviniendo.

-Declaramos la muralla Rose segura, no quedaba de otra, ha pasado una semana. Los refugiados ya han regresado a sus hogares, y debería decir que fue afortunado que en todo el caos, solo un incidente requirió de la intervención de la policía militar. Fue mientras intentábamos desalojar a los ocupantes de la ciudad subterránea, no hubo muertes pero fue como si el infierno comenzara. Esto nos demostró con seguridad que una semana después de la caída de la muralla Rose, la gente comenzaría atacarse unos a otros.

-Lo siento Erwin-dice Levi, el que no se mueve de esa silla ni siquiera para ofrecermela luego de pasar la noche despierta porque el cejotas tenía fiebre-. Te recuperaste lo suficiente para hablar, pero oír todo esto te hará querer volver a la cama otra vez.

-¡No!-grito, los tres me miran-Perdón, sigan.

No vuelvas a dormir cejotas, o mi vida se hará más corta.

-Ya dormí lo suficiente, y me siento bien gracias a Astrid, continua.

-Es horrible lo de tu brazo derecho-señala Levi.

Yo iba a decir que la barba no le queda bien, pero supongo que nadie se fija en eso.

-¿Con cuantos cientos de personas habré alimentado a los titanes?-dice Erwin- Un brazo es una pequeña paga insuficiente para pagar realmente por eso, pero algún día pagaré mis pecados en el infierno.

-Oye, oye, oye, no digas esas cosas-lo regaño dándole en la cabeza con el periódico enroscado.

-Bien dicho Erwin, ¿podré unirme a ti en el infierno?-dice Pixis.

-Dijiste que eras viejo, ¿pero tan viejo?-pregunto.

-¿También has tenido suficiente, viejo?-dice Levi por encima de mi pregunta-Parece que aún te falta alcohol por beber.

-Exacto, me gustaría tomar algo ahora mismo-dice Pixis mirando de reojo a la chica que está a su cargo-, pero me lo han confiscado y alguien no me quita el ojo de encima.

-Aleluya-suelto-, nadie en está habitación tomará nada ni se irá al infierno. O al menos hasta que salgan de aquí, mínimo no quiero ser responsable.

Black Tea │Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora