31.2 ❙ Luna menguante

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¿O soy un tonto que se sienta solo a hablar con la luna?


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Querida mejor amiga:

Han pasado dos días desde tu partida y preguntas no dejan de asaltarme todo el tiempo, ¿fuiste feliz? ¿Cumpliste con todo lo que deseabas o te marchaste con arrepentimientos? ¿Cúal era tu preocupación actual? Siento que aunque estuvimos juntas desde nuestro comienzo de la adolescencia, nunca acabé de conocerte, ¿cuál era tu color favorito? ¿Preferías el verano o el invierno?

Ahora entiendo que todo este tiempo fuimos niños jugando en un mundo demasiado grande y peligroso, adictos a creer en un mundo libre de titanes, pero ahora que estoy sola en este camino ya no estoy tan segura de si quiero sacrificarme por la humanidad. No te puedo mentir, ya lo he decidido.

No pude volver a pisar nuestro cuarto, lo siento, es imposible imaginarme allí. Cada día los veo, pero nadie más lo hace. Te veo limpiando apresurada los pasillos, veo a Auruo en el establo, a Erd y Gunther en la cocina, también los veo en nuestro lugar de siempre. Me quedé horas sentada allí hasta que Levi y Erwin me obligaron a volver adentro por el frío, pero no me importa congelarme porque ustedes están allí rodeándome y dándome su calidez.

Cuando fuí a buscar mis cosas te ví, pero no como siempre. Estabas tendida en tu cama con las mismas heridas que cuando te encontraron en la expedición, me mirabas sin hacerlo con tu vista perdida, sangre no dejaba de salir, y aún así esperaba que te levantaras. No recuerdo qué pasó luego de eso, pero Hange-san dice que tuve un ataque de pánico.

Dicen que mis gritos se oyeron en todo el cuartel, ¿ustedes también me oyeron?

Siempre hablamos de un "para siempre", pero ahora estoy sola y aunque me esfuerzo, no puedo recuperarme. Me siento enferma, vacía, y sé que no les gustaría verme así, sé que si estuvieran aquí me dirían que me levante y siga peleando por nuestro sueño, pero no están y eso lo tengo muy presente.

¿Por qué duele tanto, Petra? ¿Por qué no puedo aceptar su partida? Dicen que es cuestión de tiempo, pero también dicen que en caso de seguir así, me tendrán que hacer a un lado en los siguientes movimientos de la Legión.

No puedo siquiera levantarme para vengarlos, pero eso se acabará pronto, espero.

Tu padre me envió una carta de agradecimiento, ¿por qué tuvo que agradecerme? No pude hacer nada por salvarte, no pude sostener tu mano para impedir tu partida, ¿te he decepcionado? Nos encontramos el día del funeral, a la mañana siguiente de regresar, lloró en mi hombro, me dijo que siempre sería bienvenida, pero en el fondo sabe muy bien que nunca nos volveremos a ver.

No cuando sus ojos me recuerdan a tí, cuando tu casa aún contendrá tu esencia, tu vida. No puedo arruinar ese espacio en el que aún vives.

Lo mismo sucedió con las familias de los chicos.

Me hicieron preguntas sobre ustedes, sobre como habían estado hasta el final, no fuí capaz de acompañarlos a sus habitaciones para retirar sus pertenencias, tampoco de decirles que murieron salvando a mi hermano, simplemente les pedí perdón y me fuí.

Los oigo murmurar en los pasillos. Creen que he enloquecido, que nunca me recuperaré, y a veces tengo la tentación de hacerles caso, no quiero vivir en el mundo que soñamos sin ustedes.

Pero debo, ¿eso me hace mala persona?

Quisiera sentir sus latidos una última vez, quisiera haberme despedido aquel día, pero él quisiera no existe, y es por eso que te escribo, necesito despedirme para que ustedes puedan descansar sin mirar atrás, tengo que vivir por ustedes, para que su recuerdo prevalezca.

Te dije que temía decir te amo por la promesa que cargaba, ahora me arrepiento de no habértelo dicho antes de salir esa mañana, a tí y a los chicos. Creí que no entendía el amor por el simple hecho de no cargar con una relación, pero ahora veo que no necesitaba de una relación para sentirlo, ustedes fueron las primeras personas a las que ame luego de los Blouse, fueron mi primer amor real, mi familia y ahora serán las cicatrices que llevaré conmigo por el resto de mi vida.

Viviré, y cumpliré todas nuestras promesas, o moriré en el intento.

Astrid Jaeger Blouse.

Black Tea │Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora