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Cuatro años después
-¿Quién eres tú?
-¿Mhm? Recién llego de Hizuru.
-¿Y qué haces en está tumba?
-¿Quién no sabe de Eren Jaeger?
-No deberías venir para burlarte...
-Yo no me burle. Eren era un viejo conocido.
-Lo siento...Soy Armin Arlert.
-Llámame Petra, oh lo siento, la costumbre, soy Astrid Ackerman, supongo que es un gusto verte de nuevo, solecito.
Veo a Armin colapsar en cuestión de segundos.
-¿Que sucede aquí?
-Supongo que no fue buena idea decírselo así-alzo mis hombros.
-Armin, ¿estás bien?-cuestiona Levi tomándolo del hombro.
-Por un momento creí que esa mujer era Astrid pero nada en ella coincide-respira agitado-, que susto. ¿Me repite su nombre? Creo que oí mal.
-Supongo que aquí puedo volver a ser Astrid-sonrio-, hay mucho de qué hablar. ¿Te apetece un té negro?
Las historias son largas, y muchas veces no tan interesantes como se esperarían que fueran.
Probablemente si alguien a quien creía muerto apareciera, esperaría una justificación grandiosa y miles de anécdotas, pero cuando eres esa persona...No quieres hablar de ello.
Hace tres años, fingí mi muerte con ayuda de Eren e Historia. De esta forma nadie se esforzó en seguir pensando en quien fue Astrid Jaeger y gracias a Historia pude empezar de cero en Hizuru, donde nadie me conoce y el problema del retumbar fue externo, tome una nueva identidad y deje atrás a la chica que se vivía por sus hermanos y por matar titanes.
Lleve el nombre de Petra en mi nueva vida, por temor a que simplemente tener mi nombre fuera a causar problemas, no quería ir por la vida y que me señalaran como la hermana de los dos psicópatas que causaron una crisis mundial, no necesitaba ese recordatorio constante, ya tenía bastante con mi dolor.
La pérdida de mis hermanos, el abandonar a Levi, a Sasha y a mis amigos.
Sabía que mentir con esto era pasarse, pero...Soy una cobarde, y lo reconozco.
No hay un día en mi vida en el que no quisiera huir e ir por el camino fácil. Aunque tanto Eren como Historia concordaban en que las cosas no deben ser como uno las piensa, simplemente no podía conmigo misma.
Decían que fui útil, mate a Zeke.
Eso no me reconfortaba en absoluto, además, aunque yo no lo hubiera hecho, Zeke estaba dispuesto a morir y Levi no lo habría hecho rogar. Levi debería haberlo matado, no yo.
