Capítulo 29

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Cuando una bruja ama, recuerdo claramente lo que decía mi madre.

            Ama como bruja Christal, hazlo sin temor porque cuando amas no te atas a alguien, vives y compartes tu libertad.

            Nunca lo comprendí y hasta hace poco temía estar atada a alguien era tanto el temor que nunca me detuve a pensar que junto a Derek nunca me sentí así.

            —¿Qué?  —me mira incrédulo.

            Levanto una ceja —Sé que me oíste —ríe por mis palabras.

            —Lo sabía —me dice mientras me ayuda a pasar por encima de un gran tronco.

            —¿Qué? —pregunto mientras levanto en brazos a Buster para que pase.

            —Él podía solo —habla de B—, lo tienes muy mimado.

            —Anda ayúdame a cargarlo —rueda los ojos antes de tomar a B en brazos.

            Buster lo mira desconfiado —No te hará nada —le digo— ¿Ahora dime que es lo que sabias? 

            —Que me querías —lo dice airoso.

            Volteo los ojos —La verdad es que quiero a muchas personas a B, a Rubí, a Isaac, a Ty —empiezo a contar con los de dedos y me mira con el ceño fruncido. —Quiero a varias personas —afirmo.

            Niega con la cabeza —No puedes querer a Isaac y Tyler a ellos no, tampoco los abraces y no te juntes con ellos —lo piensa un poco—, no les hables.

            Frunzo el ceño —Sabes que eso no va pasar, son mis amigos.

            —Solo a mí me tienes que querer no a ellos, eres mía. Solo para mí —la mirada que me echa me confirma la veracidad de sus palabras, las ganas de replicarle me invaden pero antes de que diga algo habla.

            —Llegamos —anuncia y lo veo desconcertada al mirar la cascada frente a mí.

            —¿Aquí? —lo cuestiono y asiente— Aquí fue donde llegamos el día que me llevaste contigo, es la misma cascada.

            —Sin saberlo me hiciste las cosas más fácil Luna mía —deja a B en el suelo y se cruza de brazos—, incluso así te hubiera tenido que seguir hasta el otro lado de Novemville lo hubiera hecho.

            —Debemos llegar detrás de la cascada —anuncia. — ¿Sabes nadar?

            —Claro que se, Custos ostende te —Buster toma su verdadera forma. —No hay nadie aquí avanza tranquilo.

            Decidido avanza y camina con seguridad por el agua.

            —¿Cómo hace eso? —me cuestiono Derek.

            —Cuando eres agradecido con la naturaleza ella lo será contigo —di un paso y escuche el jadeo de sorpresa que soltó cuando no me hundí. — y te permitirá hacer cosas que otros no.

            —Eres Dios

            Voltee a verlo reprobatoriamente por sus palabras y se limita a reír.

            —Anda debemos ir detrás de la cascada —se lanza al lago.

            Pasamos por debajo de la cascada y acabamos empapados por completo. Una cueva húmeda nos da la bienvenida. No hacía falta caminar mucho para palpar el final de esta.

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora