Capítulo 75

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            La muerte. Siempre la he respetado mucho pues es gracias a ella que le damos un gran valor a la vida. Y la verdad es que...he tenido una larga vida pero...¿Estoy preparada para separarme de quienes amo?

No avanzo un solo paso, me quedo quieta en mi lugar esperando y con la mirada bien en alto. La piel se me eriza cuando siento una corriente de aire, cuando abro los ojos los tengo frente a mí. Andrew Haugen, Elizabeth, la Dra. Ren, mi madre es arrastrada por alguien que desconozco y unos cinco más me miran. Trago grueso e intento mantenerme firme y sin expresión alguna. Tenso la mandíbula y hago un esfuerzo para que mis piernas no flaqueen.

Eres fuerte...

La Dra. Ren me mira y analiza mi estado.—Chiquilla...

—¿Piensas que aun puedes escapar? ¿Ah? —El Sr. Haugen me mira. Analiza con cuidado mi aspecto de los pies a la cabeza con sorpresa supongo que esperaba verme aun peor de lo que ya me veo.

La respiración se me acelera, fuerzas no me quedan y las punzadas en el pecho no me dan tregua.

—¿Piensas que voy ceder? —no lo digo, lo escupo con coraje— Nunca vas a tener el poder de El caos, yo no soy mi madre...

—Siempre habrá con quien chantajearte —avanza un paso hacia mí—, siempre habrá más veneno O...

Mi mirada se endurece ocultando el terror que la mención de esa abominación me horroriza pero mantengo el mentón en alto, no separo la mirada de la suya ni por un momento y sus intentos de intimidación me los pasó por los ovarios.

—Mi magia no morirá cuando yo lo haga y lo que hice permanecerá —le suelto segura y el me mira con odio—, a quienes protegí seguirán seguros así yo esté bajo tierra...Todas mis hermanas, toda la manada, todo novemville estará seguro ¿Y tú? Tú no vas a poder hacer nada.

Su postura flaquea un poco por la seguridad con la que hable, mis palabras eran veraces. Cualquier lugar que yo amara estaría bajo mi protección y así lo hice antes de marcharme de novemville, así lo hice con la manada —uno de los propósitos del gran árbol, que justo por eso fui yo quien ofreció la semilla— y así seguiría siendo aunque yo deje este mundo.

Mi legado prevalecerá y así no haya otorgado un amuleto a cada una de mis hermanas, puedo saber con certeza que la voluntad del Caos se tendrá presente. Que mi magia será recordada, no por su poder si no por las cosas que hice con ella.

Avanza en mi dirección y levanta una ceja — ¿Protegiste a todos? —me mira con una sonrisa de desquiciado y hace un sonido con su boca de negación mientras mueve la cabeza de izquierda a derecha— Las Kyteler siempre tan ilusas...

—Adelante —da una orden y por instinto volteo a ver a la derecha justo donde está mi madre.

Elizabeth avanza hacia ella y sin perderme de vista coloca una cuchilla de hoja negra en su garganta.

—Es quien te da poder —me apresure a decir, tense la mandíbula asustada, no podía presenciar su muerte dos veces pese a sus acciones no podría resistir verla morir, no otra vez —, sin ella no habrá más Caos para ti...No puedes asesinarla.

—Mientras tú sigas viva...igual tendré el poder del Caos. No importa que hagas, no importa a donde vayas... espere doscientos años para encontrarte...

—¿Qué...? —¿A qué se refiere con doscientos años?

Elizabeth ríe como desquiciada.

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora