El dolor en el pecho me despierta punzada, tras punzada. La idea de que mi familiar pase por el mismo dolor ahora mismo me carcome la mente. Si tan solo tuviera la fuerza para usar un poco de magia podría romper nuestro lazo, de esta manera el ya no sufriría y evidentemente no moriría cuando yo lo haga, porque si le ocurriera algo a B a costa mía no podría descansar jamás, no con la idea de que traje conmigo a un ser de luz que me cuido por tanto tiempo.
La ponzoña poco a poco se vuelve parte de mí, al punto que hasta se me dificulta respirar y como no si ya me han aplicado tres dosis. Intento moverme pero una cadena me lo impide; debieron colocarla mientras estaba inconsciente por la ponzoña.
Abrazo mis piernas, miro por una minúscula ventana con barrotes que tiene el cuarto. Es de noche.
Perdóname B por hacerte sufrir, perdóname por no poder sanar el dolor que sé que sientes. Perdóname por no despedirme de ti y por no abrazarte y mimarte una última vez, no te sientas mal por no estar junto a mí, me protegiste siempre con toda tu fuerza pero existen cosas que tienen que pasar y mi cercana muerte es una de ellas. Voy a extrañarte mucho...
Me reincorporo de inmediato cuando escucho como la puerta es abierta, las cadenas hacen ruido y pongo la atención de quienes entraban en mí.
—¿Sigues despierta? —el pulso se me pone a mil cuando gracias a la luz de la luna la charola plateada que sostiene uno de ellos brilla. Cierro los ojos y retrocedo deseando por un momento poder fusionarme con la pared.
No respondo a su pregunta, mi pecho sube y baja y escucho como se acercan a mí.
Puedo resistir una dosis más...
Puedo resistir una dosis más...
—Toma —abro los ojos y lo veo sostener un vaso. Lo miro desconfiada pero termino tomándolo al final con un pulso terrible, después de todo que peor mal puede haber después de la ponzoña.
—¿Dónde estoy? —pregunto jadeante y el intenta pararse pero le sostengo la muñeca— Por favor...
Me mira apenado y de una sacudida se deshace de mi agarre no sin antes depositar un sándwich en mi mano. Mis ojos se llenan de lágrimas y amargamente me lo como.
—¡Hazte a un lado inútil! —levanto la mirada y la rabia me llena, el Sr. Haugen empuja a quien me ha alimentado. —Despierten a la otra —ordena y se acerca a mí.
Me toma del antebrazo bruscamente y me levanta arrastrándome hacia él, hasta que la cadena se tensa. Refunfuña molesto y me da un tirón despegando la cadena de la pared, hiriendo mi tobillo en el proceso.
Me conduce bruscamente fuera de la habitación, me sorprendo al ver que el exterior no tiene nada que ver con el pestilente cuarto donde estaba. No reconozco el lugar, luce pulcro y las paredes son blancas y huele como hospital. Se detiene frente a una mujer con bata blanca, me empuja bruscamente contra ella.
—Encárgate —le ordena y ella me recibe antes de que caiga. Es fuerte y tiene buenos reflejos—, mantenla viva Ren.
—Dra. Ren —la corrige la mujer, con una mano me toma de la barbilla y con la otra me sujeta la clavícula cerca del cuello, me quejo por lo bajo. Con una lámpara examina mis ojos—, la tienes a borde —le recrimina— ¿Cuándo vas a dejar de traerme pacientes hediondos y moribundos?
Reniega un par de segundos más y lo corre de ahí, me mira con el ceño fruncido — A la camilla chiquilla...
Apenas me coloco sobre la camilla toma unas cintas de cuero unidas a esta y me ata con eso.
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Ella es mía (En edición)
WerewolfUna historia con clichés debo admitir pero que seguro te hará sufrir. Una bruja llega a revolucionar una manada cambiando ideales, un alma gemela posesiva y un espíritu libre. 13/06/21 #1 en Brujas