Capítulo 45

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Como era de esperarse la cena termino mal, después de tan embarazosa situación Enzo no salió de su habitación y Asena emprendió camino sin despedirse de nadie. Cora se disculpó con nosotros por lo sucedió y me recordó a cuando Enzo lo hizo por ella, de pronto parecía que los papeles se invertían y el crio era Enzo, no emití nada por Asena y no justifique acciones que no necesitaban justificación porque entendía por completo su situación y reacción. De pronto a pesar de que ya todos estábamos reunidos no podía evitar llevarme la preocupación de Asena a casa aunque era una situación por completo ajena a mí, ella es como una hermana pequeña para mí y no podía simplemente olvidar esta situación.

Por otro lado y a pesar de la insistencia de Cora en que nos quedáramos a descansar esta noche, los tres hombres que me acompañan se negaron rotundamente insistiendo en que no podían desatender por más tiempo la manada. Trio de vagos casi podía asegurar que Ty extrañaba su cama que Isaac extrañaba la comida de Sarah y que Derek extrañaba a...¿Qué podía extrañar si ya me tenía? Lo pensé un poco...Regina. Claro debe extrañarla y más ella a él ya casi podía imaginar cómo se le tiraría encima cuando lo viera, voltee y lo vi con los ojos entrecerrados.

—Llegaron muy rápido Luna —me habla Ty—, ¿Quién condujo?

Me centro en Ty —Yo lo hice...

Isaac coloca una de sus manos en mi hombro —Se nota por cómo está estacionada la camioneta —lo miro con los ojos felinos y me sonríe revolviéndome el pelo con una de sus manos.

Derek empuja el auto y de un movimiento lo saca de la nieve llamando nuestra atención.

—Alfa no debería hacer uso de tanta fuerza —empieza Isaac pero Derek lo ve serio y le responde:

—Andando.

Aina se pega a mi lado y sube a los asuntos traseros con B siguiéndole los pasos, se echa en su regazo y ella lo abraza buscando calor, supongo que al ser Omega su cuerpo es más vulnerable a climas fuertes a diferencia de Derek, Isaac y Ty, seguida de ella me subo yo y después Ty. La mirada que Derek me ofrece a través del retrovisor me eriza la piel, no le presto tanta atención Isaac se había montado al asiento del copiloto apenas pudo y no le quitaría su asiento.

Aina sale a despedirse de nosotros y agita su mano desganada, solo ella sabe cómo hará para animar a Enzo y de lo poco que la conozco puedo decir que consolar no es una de sus fortalezas.

Derek enciende el auto y me mira de nuevo a través del retrovisor antes de ponernos en marcha. Apenas salimos Aina cae rendida junto a B, me recargo en el asiento e intento descansar un poco. Creo que es justo y necesario darle un gran descanso a mi cuerpo, después de todo había cumplido con mi palabra y la manada se encontraba sana y salva, añadiendo que hice actividades de Alfa, Beta, Delta al mismo tiempo. Cuando estoy a punto de cerrar los ojos escucho como la cabeza de Aina choca contra la ventana.

—¿Estas bien? —me reincorporo en el asiento y al no recibir respuesta le inspecciono el rostro y se encuentra tan profundamente dormida que ni si quiera sintió el golpe. La acuesto a modo de que no se lastime la cabeza e intento descansar otra vez.

Recargo mi cabeza en el hombro de Ty y su calor me reconforta, envuelvo mis brazos alrededor del suyo y él ni se inmuta simplemente se deja, entre más avanza el tiempo más me da frio y termino casi encima suyo. Me sostiene la espalda con su brazo y me recargo en su pecho descansando, no doy para más y caigo rendida.

Apenas pasan un par de segundos cuando Derek frena en seco haciendo que por la inercia nos movamos hacía en frente, mi primer instinto es mover mi mano deteniendo el movimiento de Aina y B, quienes ni se inmutan. Vaya sueño pesado que tienen ambos que ni el golpe ni la música de la radio los despiertan.

Veo a Derek por el espejo —¿Qué fue lo que ocurrió?

—Algo se atravesó en el camino —me contesta—, por poco no lo veo —dramatiza y ahí comprendo que trama—, debo estar muy cansado.

—Deberíamos intercambiar lugares —se ofrece Tyler de inmediato cuando nota que Isaac está en su quinto sueño.

Derek asiente y entrecierro los ojos, se orilla en el camino y se baja rápidamente, me hago más en medio y dejo que se siente a mi lado. Recargo mi cabeza en el hombro de Aina a propósito y lo escucho gruñir, sonrió levemente.

Me toma del brazo y hala de él moviéndome para que me recargue en su hombro.

—Se porque lo hiciste —le hablo en voz baja y el me voltea a ver con la ceja levantada.

—¿Por qué lo hice Luna? —me toma en sus brazos y termino sobre el sentada a horcajadas.

Enredo mis brazos a su alrededor y me acerco a su oído haciendo que mis labios rocen su cuello y después su mandíbula hasta llegar a su oído.

—Porque eres un dramático —dejo un beso en su cuello—, celoso, posesivo.

Coloca sus manos en mi trasero y lo magrea sin tapujo —No mi Luna —me susurra—, lo hice porque eres mía —hunde su cara en mi cuello y gruñe, un calor se instala en mi—, porque no quiero que huelas a otro, porque...—un gemido se escapa de mis labios cuando imagine un escenario indebido donde él y yo somos protagonistas, se queda callado.

—¿Ya no vas a decir más? —una de sus manos me acaricia el muslo queriendo ir más allá y se muerde el labio.

—¿Para que sigas fantaseando? —echo una mirada a mis espaldas para verificar que Ty tiene toda su atención en el camino me relajo cuando lo escucho cantar una canción muy animado.

Asiento a su pregunta de manera inocente y su mano continua con sus caricias en mi muslo, tomo su mano y la llevo más a dentro.

Se relame los labios cuando hace a un lado la ropa interior y lo recibe mi humedad de lleno. Escondo mi cara en el hueco de su cuello y dejo que me estimule mientras me muevo sobre su mano en busca de más. Gimo por la deliciosa sensación que me provocan sus movimientos.

—Necesito que lleguemos a casa ya —me dice bajo con una voz que me pone a tope.

—¿Si? ¿Quieres hacerme tuya? —traga grueso por mis palabras y asiente.

Sonrió por su respuesta —Lo necesito, te necesito a ti —no dude ni un poco de sus palabras el bulto en el que estaba sentada me lo tenía más que confirmado.

Muerdo mi labio intentado reprimir los gemidos que quieren escapar de mi boca y él sonríe.

—¿Te avergüenza que nos escuchen? —me dice con una sonrisa ladina.

Cuando mi cuerpo da señales de querer llegar me pego más a él y muerdo su hombro levemente soltando jadeo tras jadeo, desliza su mano fuera de mí y se re lame los labios antes de saborear sus dedos con mi sabor, su accion me hace querer más y frunzo al ceño al ver que no tiene la intención de volver a su tarea, me va dejar así.

Niego con la cabeza a su pregunta y él se va directo a mi cuello provocándome más —Derek...—me quejo bajito, solo lo hace para molestarme porque sabe que aquí en el auto no podemos llegar a mas pero lo que no tiene en mente es que para cuando lleguemos a casa lo primero que querré hacer eso descansar por lo menos dos días seguidos.

Me da un beso antes de calmarse por completo y me recargo en su pecho, acurrucándome. Me siento pequeña sobre él y eso me hace sentir bien. Derek es el tipo de hombre con el que te sientes segura en cualquier ámbito, protegida, complacida y por su puesto querida. No podía negar que era un celoso pero la verdad es que tengo que admitir que eso empezaba a gustarme un poco, me acomode mejor sobre él y me dijo.

—Te amo mi Luna —mi corazón dio un vuelco por sus palabras y sonreí involuntariamente llena de júbilo.

Mis ojos se pusieron felinos de la emoción —Te amo Derek —confesé con los ojos cerrados en un tono muy bajo que sé que escucho porque apenas esas palabras salieron de mi boca su corazón latió desenfrenado, ambos parecíamos unos crios. 

Te amo Derek Haugen 

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora