Capítulo 63

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El día que todo ocurrió (Parte I)

            Las ganas de ir al baño me despiertan pero me da pereza despertar y aprieto las piernas un par de minutos pero las ganas no se van. Pataleo y me deshago de la sabana maldiciendo en todos los idiomas posibles porque claro podre no saber hablarlos pero es una necesidad saber maldecir en todos los idiomas, Derek gruñe con la cara contra la almohada.

            —Luna...—me dice con voz ronca—, no te muevas tanto.

            Volteo a verlo con molestia evidente pero él ni despega su cara de la almohada — Pues aparta el brazo que me tienes aprisionada —me zangoloteo como gusano y a regañadientes me suelta—, ni rezongues que casi haces que me mee encima...

            Voy camino al baño y ni pongo atención a la respuesta, me cepillo los dientes y me debato entre tomar una ducha o no, termino desistiendo y salgo haciéndome una coleta muy desordenada.

            Derek sigue en la misma posición pero su espalda está totalmente descubierta, me acerco y me subo encima de él. Comienzo a recorrerla con mis manos enfocándome en sus omoplatos.

            —Luna...—suspiro y yo continúe con lo mío.

            —Despierta ya...—pare con mis caricias y me lance a su lado—, es muy tarde...

            —Mhmm —su escueta respuesta me hace gruñir molesta pero termino desistiendo y vuelvo a recostarme a su lado.

            No tarda nada en envolverme en sus brazos y pegarme a el.

            —Despertaste muy enérgica hoy —besa mi frente y yo sonrió por lo bajo.

            Escondo la cara en el hueco de su cuello y escucho como ríe bajito —¿Qué ocurre lobo? —hablo bajito debido a la cercanía que tengo con su oído.

            —Tu respiración me da cosquillas —explica.

            Rio por su respuesta haciendo que ría con más fuerza —¿Qué hago? ¿Dejo de respirar?  —me separo de él y el abre un ojo para verme y niega con la cabeza.

            —Tu abrázame —se acerca hasta a mí y deja un beso en mi pecho antes de recostarse ahí.

            Acaricio su cabello y se acurruca mas, sonríe contra mi pecho mientras que por debajo de las sabanas acaricia y magrea mi trasero a su antojo.

            —Me gusta mucho estar así...—le palmeo la cabeza de manera leve.

            —Como sigas hablando vas a dejarme los pechos llenos de saliva —lo regaño.

            —No me digas que no te gusta —su tono de voz cambia por completo, me sonrojo de inmediato y no le respondo— ¿Ah? ¿No te gusta? —inquiere cuanto no obtiene respuesta de mi parte, levanta la cabeza para verme a los ojos pero lo empujo con mis manos devuelta a mi pecho.

            Vuelve a levantar la cabeza con el ceño fruncido —Hey...—se queja, lo tomo de la barbilla y lo acerco a mí.

            Lo beso con muchas ganas y el me recibe sin protestas acompañado de  caricias que me ponen mucho, me separo de el justo cuando su mano iba a mi entrepierna.

            Me mira con el ceño fruncido e intenta acercarse de nuevo pero lo detengo, me nalguea y suelto un jadeo.

            —Sí, me gusta mucho —beso la comisura de sus labios y gruñe.

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora