Capítulo 54

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            Mire como de manera muy confianzuda intentaba sentarse en la cama junto a mí, lo detuve con el pie y negué con la cabeza. Resoplo por mi accion y se dejó caer aun así en forma de estrella.

—Vete —le solté brusca y voltee en dirección a la puerta colocándole el seguro de un chasquido, por si acaso. No quería que se armara un escándalo si se daban cuenta de que estaba aquí.

Volteo a verme mientras movía las cejas con descaro cuando escucho el seguro de la puerta —¿Recordaremos los viejos tiempos?

Fruncí el ceño —¿Qué? Claro que no Vlad —se volteo y se recargo sobre sus manos.

—Qué raro que no tengas al pulgoso ese encima tuyo —miro a los lados buscándolo—, los lobos son exasperantes. —puso cara de asco.

—¿Qué es lo que quieres? —hable directa mientras me dirigía al baño a cambiarme, no respondió nada y espero pacientemente a que saliera.

Cuando abrí la puerta lo atrape curioseando la habitación dándome la espalda.

Apenas sintió mi presencia hablo—Me entere de que...—note su voz apagada pero se aclaró la garganta— oficialmente eres Luna de esta manada.

El ambiente de la habitación cambio y mire en otra dirección a pesar de que no me estuviera viendo.

—Lo soy —admití. Se dio la vuelta y la mirada que me echo no me transmitió otra cosa más que aflicción.

Sus ojos no emanaron ese brillo característico y su aura se encontraba apagada, de pronto un sentimiento de tristeza me lleno. Se acercó a mí lentamente y se arrodillo en el suelo frente a mí.

—Siempre creí...—rio amargamente para no terminar su frase y su frio tacto envolvió mis manos, soltó un suspiro— Eres una persona increíble Christal —confeso encontrando mi mirada—, y me siento tan...egoísta por desear que abandones a ese lobo pero... —agacha la mirada.

Con mi dedo índice y medio levante su cabeza para que me viera a los ojos. Son pocas las veces que he visto llorar a Vlad pero ninguna vez lo vi así de mal.

—Lo amas ¿No es así? —dice con voz rota.

Ladeo la cabeza y acaricio su mejilla.

—Lo amo Vlad —mis palabras no lo tomaron por sorpresa para nada. Suspire antes de continuar—. No conocemos a nadie por casualidad en nuestras vidas —me mira atento y limpio con mi pulgar una lagrima que rodaba por su mejilla— todas nos enseñan algo. Siempre dejan algo de ellos en nosotros, tal vez no sea mucho o quizás si lo sea pero siempre dejaran algo, dos personas no son casualidad; son aprendizaje. —le sonreí y solté un par de lágrimas.

—Fuiste una parte importante en mi vida Vlad —me sincere—, eres una persona increíble que me enseño mucho y agradezco que nuestros caminos se cruzaran pero eso no significa que nuestro destino sea al mismo.

Recostó su cabeza en mis muslos un momento y acaricie su pelo, Vlad no era cualquier persona; él era la persona con la que visualice un posible futuro y comprendía su sentir pero a pesar de todo era Derek quien estaba en mi mente.

Nos quedamos un buen rato en silencio, uno en el que cada quien se mantuvo en su propio mundo.

—Te amo Christal... —dijo con melancolía sin moverse ni un poco— pero no deseo interferir contra el destino —se puso de pie sin soltar mi mano— y sé que tu lugar es junto a él.

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora