Abrí los ojos desconcertada. Sobé mi cabeza con una mano soltando un enorme bostezo. Escuché pasos apresurados que se acercaban a la habitación. Me paré de la cama y abrí la puerta recibiendo a Buster, Rubí y Derek en el suelo.
— ¿Qué pasa aquí? —inevitablemente mi tono sonó mal, como si su torpeza fuera un dolor de cabeza para mí.
Rubí se me lanzó encima —Tonta, te dije que no debía dejarte sola. Me diste un susto enorme. Cuando escuché los vidrios yo...—la abracé de vuelta—, no lo vuelvas a hacer Christal.
Asentí—Tranquila, tengo planeado vivir por lo menos otros doscientos años más.
—Debiste ver a Buster, jamás lo vi moverse tan rápido.
Caíste sobre él.
Miré hacia abajo —Que buen chico eres —me agaché y recargué mi frente con la suya— Gracias, no sé qué haría sin ti.
Me levanté y Derek se quedó parado a una distancia prudente de la mía, lucia cansado las ojeras bajo sus ojos lo delataban.
—Temí que no despertaras, cuando deje de sentir tu aroma en casa me alarme, pensé que te habías marchado en verdad, así que fui en tu búsqueda...—hizo una pausa, pero no lo deje hablar.
Crucé mis brazos —Oye —llamé su atención—, lo de marcharme sí que es enserio. Me quede solo ayudar a Sarah ya que tú decidiste no hacerlo. No tienes ni idea de lo que pasaba con ella o con Austin.
— ¿Austin? ¿Quién es Austin? —frunció el ceño.
— ¿Es enserio? —Negué con la cabeza— Diosa Luna ilumínalo, pero no lo encandiles.
Le pase, por un lado, pero las piernas me fallaron repentinamente.
—Cuidado, Luna —me sujetó Derek entre sus brazos.
Me aclaré la garganta —Si, gracias y por cierto soy Christal no Luna.
—Sí, eres Luna, mi Luna. —lo mire extrañada, él se acercó peligrosamente.
Empujé con mi dedo índice su nariz —¿Qué crees que haces?
—Señorita Christal me dijeron que ya había despertado...—hizo una pausa, Derek y yo volteamos— Lo siento Alfa.
—Espera Sarah —salí de los brazos de Derek—, quiero hablar contigo
Voy tras ella y la encontré hablando con alguien que estaba de espaldas a mí, así que no puedo ver su rostro.
Ella sonrió al verme —Señorita Christal —se acercó y me abrazó—, muchas gracias, de verdad muchas gracias. Desde que nos vimos por primera vez lo único que ha hecho usted y la señorita Rubí es ayudarme sin conocerme, sin saber nada de mí. Ustedes son personas maravillosas y lamento no tener con que pagarle lo que ha hecho por mí desearía poder...
—Sarah está bien, no tienes por qué pagarnos o sentirte en deuda conmigo o con Rubí. Si nosotras podemos ayudar lo haremos, no tienes que preocuparte. —ella sonrió y se limpió unas lágrimas rebeldes que escaparon de sus ojos.
—Él es Austin.
Le presté atención al otro individuo y sonreí amable. Él la abrazó por la espalda, a ella le brillaron los ojos de una manera que nunca vi en este corto tiempo. Lo amaba, era evidente.
—Tengo que agradecerle Luna, por cuidar a mi Sarah y sanarme.
—No tiene que agradecerme nada... —solté confusa al ser llamada por otro nombre.
—Sí que tengo, usted salió volando por la ventana según me contaron.
Reí nerviosa —Si, daños colaterales.
—Pues esos daños colaterales duraron dos días, Luna.
Lo pensé un poco, debo dejar de llevar a mi cuerpo al límite. Dos días de descanso ha sido demasiado.
—Estás perdida —Rubí chasqueó sus dedos frente a mí.
—Pensaba, eso es todo—alguien se asomó por el pasillo.
— ¿Delta Truswell? —volteé y vi a Derek. ¿No que no lo conocía?
Austin avanzó hacia el —Alfa —se paró derecho.
—Ven a mi despacho. Ahora —su semblante es tan frío y serio que da miedo.
Austin asintió y se despidió discretamente de nosotras. Todas volteamos hacia otro lado y cuando desaparecieron nos miramos cómplices. Los seguimos cautelosamente.
Fuera del despacho de Derek la tensión es palpable.
— ¿Qué están diciendo Sarah? —preguntó Rubí.
—No lo sé, no lo escucho bien, el despacho del Alfa es...
La puerta se abrió de repente. Demonios. Austin salió sonriente y Derek se recargó en el marco de la puerta. Nos mantenemos en silencio mientras Sarah y Austin hablan de algo que no alcanzo a entender.
—Iré a ver a Storm y Buster —se escabulló Rubí.
Antes de que diga que deseo acompañarla, se apresuró a irse.
Derek avanzó hacia a mí y levantó la mano con intención de tomar la mía, haló de mi mano para que entráramos al despacho. No dije nada ni puse resistencia.
Una vez adentro ninguno de los dos dice nada, nos sentamos frente al otro con el escritorio de distancia. Es raro, muy raro. Estar en silencio me incomoda.
— ¿Y bien? —hablé por primera vez invitándolo a que hiciera lo mismo.
—Christal no deseo que te vayas. No quiero que te alejes de mi —lo vi a los ojos desconcertada por sus súbitas palabras.
Suenan más a orden que otra cosa.
—Dije que yo me iría si quería y que no necesito el permiso de nadie —tomó mi mano por encima del escritorio, su toque me paraliza. Un cosquilleo me recorre el cuerpo entero solamente por el toque de su mano sobre la mía—. Creí que tus primeras palabras serian unas disculpas...
— ¿Por qué...? —su mano sigue sobre la mía, ofreciéndome caricias mesuradas, me miró a los ojos. Sus palabras no me causan molestia, más bien, me genera curiosidad su cuestionamiento, incluso gracia.
Me acerque a él hasta tenerlo a centímetros —Por creer que tienes poder sobre mi... —un poco más cerca, tentando mi auto control— Alfa.
— ¿Por qué...? —quedó anonadado por mi mirada, su tono de voz salió más grave de lo usual — ¿Por qué te resistes a mis órdenes?
Negué con la cabeza divertida y el sonrío. Me puse de pie y le di la espalda. Escuché el chirriar de la silla volteé hacia atrás y no lo vi. Cuando regresé la vista al frente, me tomó por sorpresa tenerlo muy cerca de mí por lo que retrocedí y el avanzó.
Su movimiento me puso ansiosa, no temía de lo que pudiera ocurrir más bien... lo deseaba.
Trastabillé el escritorio tras de mí, tenerlo así de cerca de pronto ¿Por qué mi corazón quiere escapar de mi pecho? Derek se escabulló entre mis piernas de modo que nos acercamos tanto que si alguno de los dos hablara nuestros labios se tocarían.
Alguien tocó la puerta provocando que Derek se separe de mí, abrió y Regina entró mirando a Derek, intentando averiguar a través de su mirada que era lo que hacíamos, su presencia me sabe mal, y lo peor es que no estaba segura si era porque había interrumpido lo que iba a ocurrir o porque cuando paso por mi lado me miró con el mayor desprecio que le fue posible.
«Una mezcla de ambas, tal vez», pensé.
¿Una mezcla? No, definitivamente era la primera razón.
Suspiré cuando puse un pie fuera de ese lugar ¿Qué acaba de pasar ahí dentro?
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Ella es mía (En edición)
WerewolfUna historia con clichés debo admitir pero que seguro te hará sufrir. Una bruja llega a revolucionar una manada cambiando ideales, un alma gemela posesiva y un espíritu libre. 13/06/21 #1 en Brujas