☽ Capítulo 17 ☾

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Me crucé de brazos y rodé los ojos cuando escuché el quejido de la desconocida, quien sostenía su mano por el dolor de la mordida de Buster. Jugué con uno de los varios anillos en mis manos, lo quité y me lo puse varias veces.

— ¿Qué fue lo que ocurrió?

Me puse recta en la silla —Que te expliqué la loca de tu manada —reí bajo por el comentario.

—No soy ninguna loca y tampoco pertenezco a esta manada, Beta de la manada del Sur —le dije.

—No tienes ni idea de lo que has hecho —se puso de pie y sus ojos brillaron, estaba furiosa.

Mi posición desinteresada aumentó su ira. Me crucé de piernas y antes de que se me venga encima la sujetó el desconocido.

—Ya basta Cora —apenas si puedo escuchar las palabras del desconocido, pero aun así sentí un escalofrío por su seriedad — sal de aquí.

La tal Cora se quedó estática, tensó la mandíbula y asintió con la cabeza —Si Alfa.

La puerta se cerró tras ella, dejándonos en completo silencio.

— ¿Puedo irme ya? —me impacienté.

— ¿No se va a presentar señorita?

Derek se puso de pie — Alfa Enzo le presento a...

—Christal —lo interrumpí.

Enzo sonrió y sus ojos se volvieron dorados, fruncí las cejas, que familiar. Le ofrecí mi mano en forma de saludo y la tomó depositando un beso que duró unos segundos más de lo habitual. Sonreí y limpié mi mano disimuladamente.

Derek me sujetó de la cintura —Christal, Luna de esta manada, mi Luna.

«No soy de nadie», pensé, pero seguí sonriendo.

—Ya veo, tuvo mucha suerte. Parece ser alguien con mucho carácter, habrá que domarla —sugirió.

La sonrisa desapareció —No se equivoque Alfa Enzo, aquí no hay nadie para domar, en todo caso yo pienso que hay alguien para educar —lo veo fijamente.

Enzo rio y me miró —Hermosa y de gran carácter ¿Qué más podría pedir?

La forma en la que Derek clava sus ojos en él es escalofriante —Alfa Enzo —habló serio—, Isaac lo espera en el edificio líder, nos veremos ahí en un rato.

Enzo asintió y salió del despacho.

Lo vi sentarse de mala gana en su silla.

— ¿Qué pasa?

— ¿No te diste cuenta? El Alfa Enzo se te insinúa en mi cara —me miró a los ojos— ¡Mi cara!

Solté una risa y la idea de molestarlo me agrada. Voy hacia él a sentarme sobre el escritorio —Pues es atractivo —miré al techo fingiendo pensar en él y Derek me miró con el ceño fruncido.

Me incliné para quedar frente a frente y jugueteé pasando mis dos dedos por su torso como si caminaran —Apuesto a que el...—rocé mis labios a propósito en el lóbulo de su oreja y susurré— me complacería...

Para rematar gemí en su oído fingiendo que imaginaba lo que dije. Con un movimiento rápido y ágil rodeó mi cuello con su mano sin aplicar fuerza, acercó sus labios a mi piel y para este punto ya siento una gran humedad entre mis muslos.

«¿Por qué me gustó tanto eso?»

Tensó la mandíbula y me miró con una intensidad que solo provocó que deseara que me hiciera suya ya mismo.

Sin titubear se lanzó sobre mis labios, me besó con la posesividad que lo caracteriza tomando el control por completo. Quitó su mano de mi cuello para dirigirla a mi culo y agarrarlo con fuerza.

—Solo yo te puedo desear y tocar —sus movimientos se dirigieron hacia mi entrepierna, pero sus caricias se quedaron por encima de la tela, sus provocaciones solo me hacen sentir ansiosa de él— Eres mía y el único hombre que puede complacerte soy yo. El único nombre que puedes gemir es el mío. El único que puede estar entre tus piernas ¿Quién es? ¿Ah?

No dije nada a propósito y su mano se detiene, abrí los ojos molesta. Adoraba lo dominantes que podían ser algunos hombres, porque disfrutaba de tentarlos con mi desobediencia.

— ¿Me vas a dejar así? ¿Otra vez? —mi voz sale agitada, ansiosa y molesta.

Se tumbó sobre la silla y sonrió —Solo hasta que admitas que soy yo el único...

Levanté mi vestido y bajé mi ropa interior tan rápido que en menos de lo esperado ya estoy sentada a horcajadas encima de él devorándole el cuello.

Dirigí mis labios a su oído —Mi alfa... —traté de que mi voz sonara lo más tentadora posible.

Me separé de él y lo miré suplicante, delineé sus labios con mi dedo medio, tomó mi mano y lubricó mi dedo medio y anular con su boca provocándome. Levanté una ceja y dirigí esa mano a mi entrepierna para autosatisfacerme.

Tragó grueso cuando solté un gemido y yo sonreí—Te dije que no te necesito —le guiñé un ojo.

Cerré los ojos disfrutando la sensación —Derek... —mi voz sale jadeante— ¿No quieres tocarme? ¿No quieres complacerme? ¿Acaso no quieres hacerme tuya?

Las ganas que tengo en estos momentos me impiden ser racional y pongo toda mi concentración en una sola cosa, tener sexo con Derek.

—Mmm...—fingió pensarlo y quitó las manos que tenía sobre mí.

«¿Qué clase de suplicio es este?»

Dirigió su mano a mi pecho, sin esfuerzo desgarró la parte de arriba del vestido y se prendió de mi pecho tal cual niño. Sujeté su cabeza mientras jugueteaba con su cabello.

Se separó de mí —No hagas eso —dijo con la voz entrecortada sosteniendo el movimiento de mi cadera con ambas manos.

Me muevo a propósito sobre él — ¿Qué no haga qué cosa?

Me miró mal y yo me hice la que no sabe —Vas a lamentarlo Luna.

Tomé su mano —Yo creo que voy a disfrutarlo Alfa. 

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora