☽ Capítulo 24 ☾

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Traté de pensar en quien podría haber sido el osado que daño a mi familiar y nadie venía a mi mente, al menos nadie me parecía lo suficientemente estúpido para hacer tal acto.

¿Regina?, era la única que me odiaba, pero era una bruja al igual que yo, incluso el más grande odio no podría llevarla a tal acto atroz de dañar a un alma inocente como la de un familiar.

El lazo que B y yo tenemos no es ordinario, no se limita al lado ama y perro, el nuestro va más allá. No eliges a un guardián, tampoco lo buscas simplemente cuando ambos se necesiten se encuentran. Recuerdo bien cuando nos conocimos fue un poco después de que Rubí llegara a mi vida.

Apenas era un cachorro y estaba solo, así como yo. Era época de invierno y el clima no se apiadaba de nadie, las calles de aquel lugar estaban tapizadas de nieve y fue ahí que lo vi temblando y suplicando por un poco de comida siendo visto de manera despreciable por la gente quien nunca tuvo ni la más mínima intención de apiadarse de aquel bello ser. Como si supiera de mi presencia, con sus ojitos llenos de brillo me miró y yo a él, sentí por un momento como si alguien me hablara y me dijera es el.

En cuento lo tuve en mis brazos y sentí su corazón latir dichoso por no estar solo lo comprobé, ya que yo también sentí que volví a tener una familia. Paso de ser un cachorro para convertirse en un perro saludable y fuerte, a medida que nuestro lazo se fortalecía él también lo hacía y con eso surgió la necesidad de usar la magia transformativa para que reluciera en su verdadera forma.

La magia transformativa hace que tu guardián se muestre tal cual es, ya que la mayoría de humanos se limitan a lo primero que ven sus ojos, son superficiales, pero para una bruja las cosas no son así. Las almas nobles que habitan dentro de cada ser son apreciadas por nosotras y es por eso por lo que con esta magia les damos libertad. La primera vez que tomó su verdadera forma fue majestuoso corría de un lado a otro por la dicha que sentía, pero quien no, si pasó de ser un perro de tamaño ya considerable a estar a la par casi de un caballo, una palabra lo describía. Indomable.

Desde aquel entonces ha estado para mí y yo para él, codo a codo dándole frente a lo que sea. Es por eso por lo que no lo puedo perder, es importante para mí a un nivel extraordinario y cuando sentí esas punzadas y el lazo debilitándose temí lo peor.

—Buenos días B —hablé por primera vez— ¿Quieres levantarte?

Se estiró sobre la cama y soltó un enorme bostezo para después volverse a acostar en la cama.

—Entiendo, pero tienes que comer —intenté empujarlo, pero apenas y logré mover un poco su peludo cuerpo.

Me gruñó en respuesta y me lleve las manos a la cadera — Óyeme grosero, a mí no me gruñas. —lo vi con el ceño fruncido y bajó las orejas.

—Puedes dormir mientras estoy lista, pero después bajaremos a que comas algo y tomes lo que prepare ayer para asegurarme que ya has expulsado toda esa ponzoña.

Mientras me relajaba bajo el agua fría me preguntaba que estaría haciendo Derek, Ty o Isaac, cuando salí y me vi al espejo que tenía en el baño noté que apenas y eran perceptible el moretón de la espalda y el estómago. Como era muy poco probable que si quiera asomara la nariz fuera de casa, opté por andar cómoda así que termine usando simplemente una camisa de Hank que estaba olvidada en mi closet de las veces que se quedaba en mi casa junto con Rubí.

A duras penas logré que Buster tomara el remedio que le preparé. Para mi fortuna no expulsó ponzoña, confirmándome que ya estaba bien. Lo alimenté y mientras preparaba mi desayuno no se separó de mí ni un poco.

—Anda ve a jugar al patio —le abrí la puerta para que saliera, pero se negó y volvió a plantarse a mi lado.

Negué con la cabeza; es un mimado, eché una mirada a la encimera y vi que ahí es donde estuvo mi teléfono todo este tiempo. Tomé el aparato que se encontraba totalmente apagado y lo conecte para que se cargara.

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora