Ella es mía (En edición)

Capítulo 51

—¡Luna! —me llaman por un lado y volteo en la dirección pero Sarah vuelve a acomodarme.

—No se mueva van a lastimarla con algún alfiler —me regaña y yo estoy que me lleva.

Las modistas hacen arreglos al vestido que usare para el festival y todos están vueltos locos por la visita de los cuatro Alfas, según Sarah no ha ocurrido una reunión así en muchísimos años ni si quiera cuando la madre de Derek fue presentada como Luna asegura que hasta un representante del consejo vendrá y parece que todo el alboroto le causa emoción.

Veo a gente pasar por el pasillo de allá para acá y me causa molestia no poder ayudar, me hace sentir como mueble. La tarde empieza a caer y yo estoy que me arranco el vestido, me sientan y en un parpadeo tengo a tres personas rodeándome.

—Traigan los cristales —dice Sarah y una se acerca con un cofre que luce muy antiguo.

Lo abre y con sumo cuidado los pone uno a uno sobre mi frente —¿Para qué es eso?

Guarda silencio un poco para no desconcentrarse y cuando pega algunos me responde —Es tradición que en la presentación de la Luna esta se coloque estos cristales sobre el rostro, se dice que de esta manera desde donde esta nuestra Diosa —sonríe mientras me explica— ella podrá ver el brillo que emana la Luna de la manada y sabrá que esta por fin está a salvo resguardada por un Alfa y su querida Luna.

Asiento y dejo que acabe con su tarea, no hay nada que me parezca más hermoso que aprender y no me cabe duda que aún me falta mucho por saber sobre esto.

Rubí llega mientras me colocan una capa de una fina y traslucida tela, trae el báculo en sus manos y me sonríe cuando me ve.

—Luces increíble Christal pero... te falta esto —me da el báculo y cuando lo tengo en mis manos me da la sensación de que fue hecho para mí.

—Gracias, espero que Regina no te haya causado problemas —ella mira en otra dirección nerviosa y asiente—. Definitivamente tú te miras preciosa —devuelvo su halago y ella se sonroja—, todas lucen preciosas.

Veo lagrimas asomarse de los ojos de Rubí —Jamás imagine que algo así ocurriría...vas a convertirte en Luna.

Avanzo hacia ella —Hey...—la estrecho en mis brazos— aunque sea Luna siempre —la miro a los ojos—, siempre seremos hermanas y permaneceremos juntas.

Hago una señal con las manos —Promesa de bruja —ella me sonríe.

—Promesa de bruja.

Pongo una mano en su hombro para tranquilizarla —Además no me estoy casando, tranquila —miro a Sarah nerviosa—. ¿Verdad?

Ella ríe y se encoje de hombros — No se sabe Luna —bromea y yo palidezco.

Rubí ríe y llega Aina con su vestimenta blanca al igual que todos —Es hora.

Trago grueso, inhalo y exhalo.

—Andando —todas salimos de la habitación

Ellas se apresuran a salir y más o menos comprendo las instrucciones que me da Sarah sobre lo que tengo que hacer. Salgo de la casa y camino un poco las manos me sudan y temo dejar caer el báculo o incluso tropezar con él. Puedo ver las luces en el bosque y mi corazón se acelera, a mis costados aparecen dos grandes lobos quienes me acompañan y guían —Isaac y Ty— los reconozco de inmediato y les sonrió.

Con cada paso que doy mi seguridad aumenta y camino con la mirada bien en alto aunque por dentro estoy que me desmayo, arrastro la capa que me colocaron y me apena dañar tan precioso vestido pero no titubeo y continuo con mi camino. Al acercarnos más ambos lobos a mi lado aúllan anunciando nuestra llegada, todos guardan silencio cuando me miran centrando su total atención en mí.