Capítulo 56

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—¿Necesita algo más Luna? —Elizabeth se dirigió a mí antes de cerrar la puerta de la oficina de Derek y simplemente respondí que no.

Las últimas semanas se habían resumido en pilas de trabajo que parecían no tener fin, el día se limitaba a estar encerrados en la oficina pero claro que eso significaba un gran distractor.

Apenas la puerta se cerró ambos hicimos contacto visual compartiendo una mirada cómplice con matices de picardía, y es que nos devorábamos cada que teníamos oportunidad. Su oficina estaba insonorizada por lo que no me limitaba a callar los gemidos que el placer que el ocasionaba en mi me provocaban.

Me puse de pie y disimuladamente coloque el seguro en la puerta con mi magia, me detuve detrás suyo y pase mis manos por sus hombros, se recargo en la silla y soltó un suspiro.

—Deberíamos tomar un descanso —le sugiero y masajeo sus hombros yendo más abajo cada vez más.

Toma mi muñeca guiándome frente suyo — Deberíamos...—me responde para después colocarme sobre él.

Me lanzo sobre sus labios y el no pierde el tiempo a la hora de despojarme de mi blusa.

—¡Todos al norte!

Me sobresalto por los gritos que vienen de fuera, me coloco la blusa de la manera más rápida posible e intento salir pero la puerta está bloqueada. Derek viene a mi lado y destruye el pica porte sin querer.

Me desespero y termino lanzando una lámpara que estaba en el escritorio por la ventana para romperla. Pego un brinco y sin querer sincronizo con Derek quien termina aterrizando a mi lado.

Siento que el tiempo se detiene y que toda la atención se centra en nosotros y en nuestra nada disimulada entrada. Derek toma mi muñeca llamando mi atención.

—Ve al norte —lo miro confusa.

—¿Qué?

—Por tu seguridad, ve al norte —me reitera serio.

Me deshago de su agarre —No iré a ningún lado...

Me separo de él y guio a todos al norte, poco rato después justo cuando guio a una madre junto a sus pequeños un lobo se abalanza sobre mí.

Llega B y lo aleja de mí, junto a él llegan Ty e Isaac y se colocan a mis costados.

—No nos separemos de ella —habla Ty y Isaac se pone alerta—, acompáñenos al norte.

—No hare tal cosa —los mire con el ceño fruncido—, ¿Qué ocurre con ustedes? Hay miembros que cuidar...

—Son órdenes del Alfa —pocas veces me molestaba al punto de explotar.

Mis ojos se pusieron felinos y la ira corría por mis venas —No quiero que me cuiden, quiero que vayan a proteger a quien lo necesite.

Ty me miro y negó con la cabeza —No podemos hacer eso...

No supe descifrar su mirada pero lo que estaba segura era de que no dudaba o vacilaba en lo que decía.

—No dije si podían Tyler —se puso tenso cuando escucho su nombre entero salir de mis labios—, dije que lo hicieran.

La postura de ambos cambio al instante, estaban dolidos por mis palabras jamás era severa con ellos y eso les sorprendió.

—Lo lamento Luna pero debemos ponerla segura y su seguridad no es una opción—Ty me tomo de la muñeca con la suficiente fuera para que no me deshiciera de su agarre.

—¡Christal! —el desgarrador grito que salió de la garganta de Rubí me hizo voltear de inmediato.

La imagen que mis ojos captaron me dejo congelada, sentí un escalofrió recorrerme entera. El Sr. Haugen la tenía sujeta del cuello con una sonrisa insana y desquiciada.

Intente ir en su encuentro forcejeando con Ty pero no me soltaba e insistía en llevarme al norte, patalee cuando me sujeto de la cintura, lo arañe cuando me alejaba de ahí. Mis ojos estaban empeñados de lágrimas y mi garganta ardía de gritar el nombre de mi hermana quien era sujetada por aquel deplorable ser.

Negué con la cabeza cuando vi como con su mano libre empuñaba un arma exactamente igual a la que yo use para mutilar sus dedos.

—¡Suéltame, suéltame! —con horror fui testigo de cómo su garganta era cortada, negué con la cabeza y de tantos gritos que solté mi voz se apagó.

El Sr. Haugen lanzo su cuerpo al suelo sin ningún tipo de arrepentimiento y vio justamente en mi dirección.

—Llévatela —dijo Isaac antes de transformarse.

Las lágrimas me impedían ver algo pero continuaba luchando para ir junto a ella. Estaba deshecha pero no podía irme, no podía simplemente dejarla.

—Viene por ti —me grito Ty—, no podemos perderte.

Las lágrimas no paraban de salir y sentí todo a mi alrededor como una ilusión.

Despierta, despierta

Abrí los ojos, exaltada. Pase el dorso de mi mano por mis mejillas y efectivamente había estado llorando. Mi corazón iba a mil por hora, Derek no estaba a mi lado pero podía escuchar perfectamente el sonido de la regadera.

Me levante sin perder el tiempo y salí de la habitación en busca de alguien en específico. Poco me importo ir en ropa interior, poco me importo casi derribar su puerta, tenía un nudo en la garganta.

Rubí abrió la puerta con el cepillo de dientes en la boca viéndome desconcertada. Un alivio me recorrió entera y me lance a sus brazos.

Solo había sido un sueño

Ella es mía (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora