Capítulo 61: La Separación

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Cuando vean que no hay imagen al principio tengan por seguro que tuve problemas con la app, por eso publico hoy y no ayer como prometí. 

Mehmed quedó en completo silencio ante la petición de nuestro hijo que seguía observando todo.

Inesperadamente mi esposo se acercó a mí y me tomó por los hombros atrayendome a él para abrazarme con mucha fuerza, ahí me di cuenta de que algo no andaba bien.

- ¿Cuánto vino haz bebido? - le pregunté a la vez que intentaba alejarme de él por el fuerte olor.
- No lo he tomado - me respondió mientras forcejeaba para no soltarme.
- Déjame ir.
- No, eres mi esposa y te quedarás junto a mi.
- Estoy cansada, déjame.
- Papá sueltala.
- Sal, esto es entre tú madre y yo.
- Mi león obece a tu padre, yo puedo sola - en ese instante Mehmed me pegó más a su cuerpo intentando besarme.
- ¡No, apestas a vino!
- Deje a mi mamá - comenzaba a angustiarme que Zulfiqar no salía; a pesar de todo solía ser muy impulsivo y podría pelear con su majestad.
- ¡No lo haré! - en ese momento se descuido dejándome libre al dirigirse furioso hacia nuestro hijo. Lo conocía bien y sabía que no lo lastimaría de ninguna forma a pesar de los efectos del alcohol pero aún así no podía arriesgarme así que me interpuse entre ellos.
- Mi sultán, usted está ebrio, lo mejor será que hablemos después.
- Yo quiero hablar ahora - comenzó un gran discurso al que deje de poner atención porqué solo me estaba estresando.
- ¡Esto no está funcionando! - al fin encontré la voz que necesitaba - lo mejor es que no nos veamos en un tiempo - su mirada me hacía ver qué todos los efectos del vino se habían ido al escuchar mis palabras.
- ¿Halime?
- ¿Estás bien, madre? - ignorando la pregunta continué con lo que tenía que decir.
- También soy humana Mehmed, tengo sentimientos y también cometo mis propios errores; tal vez no debí haber hablado con Jalila, admito que me estaba estresando y que le grité ¿Y sabes? No me arrepiento, al fin pude sacar toda la frustración que he guardado durante más de 20 años, pero de ahí a llegar a levantarle la mano ¿De qué me crees capaz? No lo haría ni con Zulfiqar que es el que más me desobece.
- ¡Oye, estoy aquí madre!
- Y no lo hago por una sencilla razón, porque ante la ley otomana aunque yo los haya parido son más hijos tuyos que míos, si yo me atreviera a arrancar un solo cabello de sus cabezas la mía sería despegada de mi cuerpo.
- Mi amor... - intentó tomar mi mano.
- ¡No me toques! ¿No te das cuenta? Nuestro matrimonio era cada vez más débil.
- ¿Qué estás diciendo mamá? - Zulfiqar me tomó de los hombros para que lo viera.
- Debo hablar con tu padre - acaricié su rostro - todo estará bien, ahorita voy contigo mi niño - cuando salió continuamos hablando.
- ¿Quieres irte?
- Quiero estar en Trebisonda con Zulfiqar.
- ¿Por qué? Dime qué te hizo sentirte así - una amarga risa salió de mi.
- Antes me escuchabas, con eso digo todo. Si me permites... Si me permite, su majestad alistare mis cosas para mañana partir a la provincia con mi hijo - se quedó sumido en sus pensamientos por unos segundos pero después se fue.

*****

- Todo salió incluso mejor de lo que esperábamos sultana.
- ¿Qué pasó? - interrogó a la odalisca a la vez que miraba sonriente a su hija.
- La sultana Halime piensa irse del palacio, mañana se irá a Trebisonda junto al sehzade Zulfiqar - sonriente volteó la vista al ver cómo daban mantenimiento al carruaje que probablemente el día siguiente usaría su rival.

- La sultana Halime piensa irse del palacio, mañana se irá a Trebisonda junto al sehzade Zulfiqar - sonriente volteó la vista al ver cómo daban mantenimiento al carruaje que probablemente el día siguiente usaría su rival

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Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora