Dolor, traición, venganza, rencor, deshonra y muy poco amor son el pan de cada día en el palacio de Topkapi ¿Qué darías tu por amor? ¿Eres capaz de renunciar a lo valioso? ¿O simplemente te resignas a perder lo que amas? ¿Realmente el amor soporta t...
Al llegar de nuevo a Estambul había algo de revuelo, la población, pobres, ricos y clase media, se habían enterado de que la haseki había estado presente en una reunión y no solo eso ¡Había sido en presencia y con consentimiento del sultán! A su parecer, su monarca se había rebajado al haber considerado a su esposa igual de sabía que él.
La condición de Mehmed no mejoraba, cada vez se volvía más difícil para él ocultar su enfermedad, y no, no quería decirle a Halime por lo que estaba pasando, ella se preocuparía y no podrían disfrutar plenamente sus últimos momentos juntos. La mejor medicina que había a sus ojos era ver a su esposa feliz, disfrutando de él y sus hijos.
En cuanto a sus retoños, ya no eran eso, cada uno había crecido y formado su vida independiente, lejos de sus opiniones personales. Cada uno era especial a su manera, estaba seguro que el más parecido a él, era Hakim, quizás lo único que los diferenciaba era las conductas de las madres que tuvieron.
La sultana Firuze era inteligente y amada, supo sacarle provecho a ello, usó el amor del sultán Osmán, para influenciarlo a qué lo convirtiera en el heredero y su inteligencia para salvarlo y educarlo, para que ninguno de sus hermanos le quitara el puesto, a pesar de no ser el favorito de su padre. En cambio Turhan, era inteligente, pero no lo supo aprovechar, en lugar de dedicarse a colocar a Hakim en una buena posición a la ojos del pueblo, de los jenízaros y de su propio padre, se centró en ocultar su amorío con sabrá que hombre.
El sultán había hecho una petición formal para que sus hijos fueran a visitarlo, Aysel y Zambak no vivían tan lejos, así que constantemente estaban en Topkapi, Aslihan había llegado junto a sus padres, Zülfikar llegó 2 días después junto a sus concubinas e hijos, solo faltaban los menores de la familia.
Esmeray solo era bien recibida en el lugar por ser la madre de Berat y ella estaba bien con eso, sabía que el sultán nunca la amó y hasta estaba agradecida de que no la hubiera ejecutado por haber estado con él cuando se encontraba ebrio. Berat finalmente había llegado y aunque Mehmed no tendría mucho que opinar por sus preferencias, le preocupaba que no se hubiera presentado con alguna concubina.
En lo que Berat era bien recibido por sus hermanos en los jardínes del Palacio, Yussuf bajaba de su caballo junto a su nueva favorita, Nurbahar Hatun, una muchacha que había rescatado de ser vendida a un burdel, y que extrañamente, para él no significaba una distracción, como otras mujeres lo eran, según sus propias palabras.
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- Aquí es, hermoso ¿Cierto? - interrogó sin quitar la vista de su antiguo hogar.
- Digno de ser el lugar donde recide la familia de Osmán... Me preguntaba, ¿Podré conocer a la sultana Halime? Me ha hablado tanto de ella que siento que fuéramos amigas - escuchar esas palabras, causaron que a Yussuf se le revolviera el estómago.
Halime era conocida por ser una mujer amable, que defendía a las mujeres, sin embargo, el sehzade tenía el presentimiento que no sería así con Nurbahar, lo peor de todo es que si su madre le pedía que la abandonara, lo haría sin pensarlo dos veces, para él, la palabra de su madre es ley.
