Me sentía muy orgullosa de mí misma, claro, también de mis hijos; pero era asombroso que por fin había logrado deshacerme de Turhan.
Debo admitir que, muy en el fondo de mi corazón, hay algo de nostalgia; hemos estado tantos años juntas y, muy a nuestra manera, demostrabamos un poco de afecto la una por la otra. Recordaba cuando entre nosotras nos defendimos, aquella vez en que Esmeray atacó a nuestros hijos que corrían.
— ¿Puedo cargarlo? — pedí a Hatice que tenía a su nieto Akar.
— Claro — me entregó el pequeño cuerpecito del bebé.
Con voces infantiles hice algunos cariños a la criatura; era muy risueño, contrario a su madre, que, por lo general, es muy seria. Quizás sea una característica de su esposo.
— Siento que se parece a alguien — comentó Hatice mientras cubría mejor sus piecitos con la delgada frazada.
— ¿De verdad? Yo no estoy muy segura — observé atenta al bebé para encontrar el parecido.
— Tal vez te recuerda a alguno de mis hermanos, — su ceño estaba fruncido — o quizá es por eso que dicen: todos los niños se parecen — concluyó Zera.
— Quizás tengas razón — le dije, pero no estaba segura; ahora que lo veía mejor, yo había visto algunas de éstas características en otro bebé, pero ¿En cuál? He visto tantos pequeños en tantos lugares.
— Sultana, si me permite, tomaré a Akar para alimentarlo — le di al niño para que comiera.
— Ven, quiero contarte algo en privado — me pusé en pie y un fuerte mareo me azotó. Tomé el hombro de Hatice para equilibrarme.
— ¿Pasa algo? — preguntó con preocupación.
— No, un leve mareo — le respondí después de pocos segundos.
Fuimos directo a mis aposentos para hablar sobre lo que había pasado con Turhan, lo que debería hacer con Esmeray y Berat, cómo manejaría la situación con Hakim y la manera en que protegería de ahora en delante a mis hijos.
— Está delicioso, prueba uno — mi amiga me acerco la bandeja de plata que contenía los cubitos de carne de cordero.
— No gracias, supongo que como cambiaron de cocineros, las comidas saben igual, algunas hasta náuseas me dan.
— Te entiendo; cuando Iskender despidió a la cocinera por una nueva, las cosas me sabían horribles ¿No estás comiendo nada? Puedes enfermar.
— Estoy bien, no hay razones para preocuparse, claro que como, sabes que uno de los mayores placeres que me da la vida es la comida. — comenzó a reír ante mi comentario — Hablando de nuevo enserio; debo averiguar que es lo que ocurre entre Zülfikar y Mahfiruze.
— ¿Hay algo en especial que te preocupe?
— Si y no; ella ha sido escogida por mi hijo especialmente, pero ella no parece tener algún interés y eso me preocupa aún más, además de eso, cada que Hafsa los ve cerca, se ve que quiere arrancarle la cabeza a la pobre chica.
— Te aconsejo que la acerques a ti y la eduques personalmente, solo así conocerás mejor sus intenciones y la tendrás en la palma de tu mano. ¿De verdad no quieres? Está delicioso. — negué — Llámala ahora y habla con ella, así, junto a ti, podré juzgar su actuar.
— Es buena idea — llamé a la muchacha y esperamos pacientemente su llegada.
— Sultana Halime, señora Hatice — dijo temerosa, flexionando las rodillas.
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Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|
Historical FictionDolor, traición, venganza, rencor, deshonra y muy poco amor son el pan de cada día en el palacio de Topkapi ¿Qué darías tu por amor? ¿Eres capaz de renunciar a lo valioso? ¿O simplemente te resignas a perder lo que amas? ¿Realmente el amor soporta t...