Capítulo 82: ¿Embarazada?

343 18 10
                                    

Me sentía muy orgullosa de mí misma, claro, también de mis hijos; pero era asombroso que por fin había  logrado deshacerme de Turhan.

Debo admitir que, muy en el fondo de mi corazón, hay algo de nostalgia; hemos estado tantos años juntas y, muy a nuestra manera, demostrabamos un poco de afecto la una por la otra. Recordaba cuando entre nosotras nos defendimos, aquella vez en que Esmeray atacó a nuestros hijos que corrían.

— ¿Puedo cargarlo? — pedí a Hatice que tenía a su nieto Akar.

— Claro — me entregó el pequeño cuerpecito del bebé.

Con voces infantiles hice algunos cariños a la criatura; era muy risueño, contrario a su madre, que, por lo general, es muy seria. Quizás sea una característica de su esposo.

— Siento que se parece a alguien — comentó Hatice mientras cubría mejor sus piecitos con la delgada frazada.

— ¿De verdad? Yo no estoy muy segura — observé atenta al bebé para encontrar el parecido.

— Tal vez te recuerda a alguno de mis hermanos, — su ceño estaba fruncido — o quizá es por eso que dicen: todos los niños se parecen — concluyó Zera.

— Quizás tengas razón — le dije, pero no estaba segura; ahora que lo veía mejor, yo había visto algunas de éstas características en otro bebé, pero ¿En cuál? He visto tantos pequeños en tantos lugares.

— Sultana, si me permite, tomaré a Akar para alimentarlo — le di al niño para que comiera.

— Ven, quiero contarte algo en privado — me pusé en pie y un fuerte mareo me azotó. Tomé el hombro de Hatice para equilibrarme.

— ¿Pasa algo? — preguntó con preocupación.

— No, un leve mareo — le respondí después de pocos segundos.

Fuimos directo a mis aposentos para hablar sobre lo que había pasado con Turhan, lo que debería hacer con Esmeray y Berat, cómo manejaría la situación con Hakim y la manera en que protegería de ahora en delante a mis hijos.

— Está delicioso, prueba uno — mi amiga me acerco la bandeja de plata que contenía los cubitos de carne de cordero.

— No gracias, supongo que como cambiaron de cocineros, las comidas saben igual, algunas hasta náuseas me dan.

— Te entiendo; cuando Iskender despidió a la cocinera por una nueva, las cosas me sabían horribles ¿No estás comiendo nada? Puedes enfermar.

— Estoy bien, no hay razones para preocuparse, claro que como, sabes que uno de los mayores placeres que me da la vida es la comida. — comenzó a reír ante mi comentario — Hablando de nuevo enserio; debo averiguar que es lo que ocurre entre Zülfikar y Mahfiruze.

— ¿Hay algo en especial que te preocupe?

— Si y no; ella ha sido escogida por mi hijo especialmente, pero ella no parece tener algún interés y eso me preocupa aún más, además de eso, cada que Hafsa los ve cerca, se ve que quiere arrancarle la cabeza a la pobre chica.

— Te aconsejo que la acerques a ti y la eduques personalmente, solo así conocerás mejor sus intenciones y la tendrás en la palma de tu mano. ¿De verdad no quieres? Está delicioso. — negué — Llámala ahora y habla con ella, así, junto a ti, podré juzgar su actuar.

— Es buena idea — llamé a la muchacha y esperamos pacientemente su llegada.

— Sultana Halime, señora Hatice — dijo temerosa, flexionando las rodillas.

— Sultana Halime, señora Hatice — dijo temerosa, flexionando las rodillas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora