- ¿Papá? ¿Papi? ¿Do.. dónde estás? - preguntaba Kasim de manera torpe, observando por toda la habitación.
- Mi niño - dijo una adormilada María - ¿Quieres a tu papi? - el pequeño asintió, señalando el lugar donde se suponía debería estar Zülfikar.
María miró en la dirección que señalaba el niño y al percatarse de la ausencia del hombre, una gran presión se instaló en su estómago, como si una enorme roca hubiera sido colocada ahí.
- Tranquilo, primero debemos vestirte y debes comer algo, no queremos que las muchachas del harén te miren recién despierto, ¿Verdad? - Kasim fue de acuerdo.
María lo había comenzado a bañar, mientras otras criadas le preparaban la ropa para cuando estuviera limpió. En cuanto el niño estuvo aseado, al igual que ella, el desayuno les fue puesto a la mesa y de forma impaciente Kasim acabó todo su platillo. Maria no podía retrasar más esto, en caso de que sus temores fueran reales ¿Qué podría hacer? ¿Cómo le explicaría a un niño de 3 años, que conoció hacia una semana, que su padre había muerto?
- ¡Ya terminé, vamos con mi padre! - gritaba entusiasmado.
- Si... Vamos.
El niño y la rubia salieron tomados de la mano, como si de verdad fueran madre e hijo; caminaron por los pasillos esperando ver al hombre, pero no había nada.
- Tal vez está en la biblioteca, a papá le gusta la biblioteca, a la abuela le gusta la biblioteca - la muchacha no pudo evitar sonreír ante su inocencia.
- ¿La abuela?
- ¡Si! La esposa del abuelo y mamá de mi papá y los tíos.
- ¿Dónde está ella? ¿Por qué no la conozco? - esperanzada preguntó María, desconciendo que fue a la primera que echaron de ahí. Ambos seguían su camino a dónde había dicho Kasim.
- Papá dijo que había tenido que salir, tuvo que ir de viaje al igual que mi mamá y la mamá de Akile, extraño a mi hermana - su ánimo decayó un poco.
- Pero van a volver, - intentó reconfortar poniéndose a su altura - y seguro te traerán un regalo, anda vamos a seguir buscando a tu papá.
Como era de esperarse ni en la biblioteca, en los pabellones, en los jardínes, ni en ningún lugar podían encontrar a Zülfikar, pero no sólo a él, María había descubierto que a Berat le gustaba caminar por el palacio y continuamente se encontraba con él, pero en ésta ocasión, ni él aparecía.
A lo lejos María, al borde de las lágrimas con un niño desesperado, alcanzó a ver a Dilrruba, que era a la única que reconocía entre tantas mujeres.
- Ven, - cargó a Kasim para avanzar más rápido - ¡Dilrruba! ¡Señorita Dilrruba! - la antes mencionada giró su rostro con una mueca de disgusto.
- ¡Por Allah! No grites, te vas a meter en problemas.
- Lo siento, ¿Sabes dónde está el sehzade Zülfikar? El principito quiere verlo y no lo encontramos por ninguna parte.
- Oh Allah - suspiró con tristeza - ¿Cómo no te diste cuenta? Ésta mañana... - trataba de encontrar las palabras para darse a entender, pero sin que el niño se entere - salió junto a los caballeros de negro, también llevaban al sehzade Aslihan, no han vuelto.
- ¿Papá hizo amigos negros? - preguntó lleno de inocencia.
De alguna forma, como si de toda la vida hubiera conocido a Zülfikar, un enorme dolor se instaló en el pecho de María y las lágrimas ya no pudieron contenerse.
- ¿Por qué lloras? Ya no llores porque te ves fea y el mounstrito te va a llevar en la noche.
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Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|
Tarihi KurguDolor, traición, venganza, rencor, deshonra y muy poco amor son el pan de cada día en el palacio de Topkapi ¿Qué darías tu por amor? ¿Eres capaz de renunciar a lo valioso? ¿O simplemente te resignas a perder lo que amas? ¿Realmente el amor soporta t...