Capítulo 70: Concubinas

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- Ambos son adultos responsables, deben dejar sus niñerías de lado, ¿Acaso creen que les confiaría mi imperio si se comportan así? Ésto es lo que va a ocurrir: yo me iré a la mansión del bosque con Davud Pashá a tomar un respiro, el imperio quedará en su manos por unas semanas, en manos de ambos, - recalqué - siendo un equipo y apoyándose; los Pashás estarán supervisando y más les vale que reciba buenos informes sobre su trabajo, ¿Entendido?

- Si padre - respondieron ambos no de muy buena gana.

A la mañana siguiente, muy temprano, me levanté y preparé para partir rumbo al bosque a tomar un descanso de todo lo que ocurría q mi alrededor.

*****

Cómo pudieron entre Hakim y Zülfikar se pusieron de acuerdo para cuidar de la gran responsabilidad que se les había dejado. Por hoy al segundo hijo le tocaba visitar los mercados para revisar la situación económica.

- Las especias se están vendiendo rápidamente, quizá si el sultana abriera más caminos llegaría más rápido la mercancía y habría más dinero - dijo el comerciante.

- No sería mala idea - respondido el sehzade, que iba de encubierto.

- ¡Vengan y contemplen a las mujeres más hermosas del mundo! - gritaba un mercader.

- ¿Qué es eso?

- Un comerciante de esclavos, las mujeres que no son aceptadas en el palacio por alguna razón se quedan con él y se encarga de venderlas, algunas mueren.

- ¡Vaya! ¿Tan mal está la situación?

- Véalo usted mismo - le aconsejó.

El príncipe se acercó a observar a aquellas mujeres que, a pesar de todo, no se veían en malas circunstancias, pero le parecía un poco denigrante, incluso peor que en el palacio. Se encontraban vestidas con finas telas que apenas y tapaban sus pechos y zona íntima.

- ¡María, la más bella mujer escocesa! - anunció el vendedor para después aparecer una joven delgada, rubia y hermosa recostada en un diván, siendo ofrecida como si fuera carne de res.

- ¡¿Cuánto por la señorita?! - preguntó alto para que le escucharán.

- Caballero, al ser la más bella es la que más cuesta. - ignoró la pregunta y siguió ofreciéndola - ¡En el día realizará las labores del hogar y en la noche le complacerá en la cama!

- Le pregunté cuánto quiere por ella.

- Dudo que usted, jovencito, sea capaz de pagar por alguna de ellas - el sehzade se molestó.

- Soy perfectamente capaz de pagar por todas ellas - señaló al resto.

Un hombre se alejó de la multitud para ir a un carruaje.

- El príncipe quiere comprar a una señorita pero no lo creen capaz, así que comprará a todas ¿Quiere que haga algo? - preguntó el agha a Nûr-Banû.

- No, permíte que haga lo que le plazca, puedes retirarte, sólo no dejes de vigilarlo.

- No, permíte que haga lo que le plazca, puedes retirarte, sólo no dejes de vigilarlo

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Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora