Capítulo 58: Enfermedades

345 24 16
                                    

Emilia por fin había aceptado formar parte del harén de Zulfiqar. Creí que a final de cuentas terminaría negandose pero ahora veo que no es así.

- Endereza los hombros - le ordené al ver su postura - alza la barbilla y el vientre adentro. - esperé a que lo hiciera- Muy bien.
- Cuando estés con el sehzade nada de resoplar, sudar, tropezar, resbalar, reírse, gritar ni nada por el estilo ¿entendido? - parecía muy estresada con tanta instrucción de NazúAgha, quien me estaba ayudando a educarla.
- Tranquila, debes estar serena y agradable, solo eso.
- Por favor envíen a alguien más, no voy a poder.
- Y si sigues con esa actitud menos.
- Por favor déjeme ocultarme de la vista de todos - me suplicaba.
- ¿Quieres estar en un rincón? ¿En el rincón donde se anidan las ratas? ¿Eso quieres? - no me dijo nada - Por alguna extraña razón haz llegado a este lugar; ahora no la sabemos, pero no porque no la vemos ni sabemos quiere decir que no está ahí.
- Sultana, sugiero que tomemos un descanso - opinó Nazú.
- Hagan lo que quieran.

¿Desde cuándo digo las cosas tan fríamente? ¿Cuándo dejé de pensar en los sentimientos de los demás?

*****

Ya llevábamos varios días en el palacio de caza. Aunque la primavera ya estaba, aún se sentía el aire bastante fresco.

- Es una tragedia que tú ciervo se escapara - lamentó Zulfiqar cuando veníamos de regreso.
- ¿Cuándo iré a Manisa, majestad?
- No irás - está había sido mi decisión hace un tiempo atrás.
- ¡¿Qué?! - dejo de caminar y volteó a verme - ¿Se la piensa dar a Zulfiqar?
- Yo no tengo nada que ver en esto - pronto se defendió de la acusación. Incrédulo dirigió su vista a él.

 Incrédulo dirigió su vista a él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Merezco a Manisa más que tú.
- ¿Y por qué? - ahora la actitud de Zulfiqar se volvió desafiante al hacer está pregunta.
- Soy mejor luchando - argumentó Hakim.
- Tengo mejor táctica de batalla.
- Mi provincia está feliz por como la manejo.
- ¿Quién dice que la mía no? - no los interrumpí; quería ver hasta donde llegarían.
- De hecho tu linaje es inferior al mío.
- ¡¿Qué quieres decir?!
- ¡Que incluso por mi madre tengo sangre real! ¿Y tú? Tu madre no ha sido más que una mujer de Portugal dedicada a la siembra de grano.
- ¡A mi madre no la metas en esto, idiota! - de inmediato Zulfiqar le lanzó un puñetazo a Hakim.
- ¡Zulfiqar! - le grité para atraer su atención.
- ¡Tu madre jamás dejará de ser una criada! - ahora Hakim lo empujó.
- ¡YA BASTA LOS DOS! - me lastimé la garganta al gritarles.
- ¡Ambas llegaron como esclavas!

Los golpes se habían vuelto más graves entre ellos; tuve que intervenir para separarlos pero era como si ni siquiera estuviera ahí. No supe cuál fue, pero uno me acababa de golpear.

- ¡Sus altezas! ¡Majestad! - era la voz de Iskender. De inmediato me ayudó a separarlos.
- ¡Ahora mismo nos vamos! - les di la órden. Ninguno era capaz de verme a la cara - ¡Escuchen ambos: ninguno merece Manisa al hacer tal acción!

Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora