Capítulo 30: Consecuencias

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Han sido múltiples ocasiones en las que me he topado con esa mujer, pero que hablara con ella provocó que el harén se llegará dividir en dos grupos: las que la apoyaban por verle un mayor futuro como favorita del Sultán y las que estaban de mi lado, y quizá de Turhan por el aprecio que tenían a nosotras o bien por ser las madres de los sehzades.

Ahora mismo estoy sentada en el harén observando como llegaban algunas mujeres de estudiar y empecé a recordar cuando llegué aquí, hacía cuatro años. Habían pasado tantas cosas y todo tan rápido: el primer año serví a Rasa mientras quedó embarazada y en los primeros meses de vida de su hija, el siguiente conocí y me enamoré del Sultán. Un año más y tuve mi primer hijo y en el siguiente tuve a la niña.

- ¡Halime hatun!

- ¡Respeta a la sultana mujer!

- Tranquila Hatiice - mi amiga me dio una mirada que me decía que estaba molesta. La conocía y si algo no le agradaba lo iba a demostrar sin importar que ocurriera.

- La sultana Turhan quiere verla. - nos disponíamos a ir - Nada más ella, tu no Hatice.

- Ella no va ningún lugar sola - así era, mire a la mujer de forma que entendiera que era verdad así que accedió que fuéramos las dos.

Entré en los aposentos de Turhan que cuando me vio indico a Hatice que saliera, como minutos antes se negó pero le dije que lo hiciera

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Entré en los aposentos de Turhan que cuando me vio indico a Hatice que saliera, como minutos antes se negó pero le dije que lo hiciera.

- ¿Qué quieres?

- Felicidades por tu embarazo.

- Ve al grano que no tengo tu tiempo.

- Odias a la nueva favorita del Sultán.

- Yo jamás dije eso.

- Se mira en tus ojos el deseo de acabar con ella y yo quiero ayudar.

- ¿De qué hablas?

- Mira, también está en riesgo mi posición ante el sultán además no me gusta que discuta contigo, sólo yo puedo darme el lujo.

- No pues gracias.

- ¿Aceptas?

- No, no quiero que me metas en tus problemas - salí de su habitación y me encontré con Hatice.

- ¿Qué pasa?

- Nada - seguimos caminando- ¡Aaahhh! - grité de dolor.

- ¿Estás bien?

- Si, sólo un dolor pero nada para preocuparse, manda a alistar las cosas; quiero salir un rato al jardín.

- ¿Sacarás a los niños?

- No, ya hace frío, los dejas con Ehian y Çennet para que vengas conmigo.

Estábamos en el jardín caminando mi amiga y yo cuando apareció Ibrahim Giray que pidió hablar conmigo en privado y Hatice se alejó un poco.

Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora