Capítulo 8: No te Atrevas a Tocarme

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La verdad esta vez había acertado, Leo era mi hermano que había muerto. Le conté toda la verdad a Mehmed, el supó comprender porque me dolió tanto que quisiera matar a sus hermanos.

No sé cómo llegó un acuerdo con los cuatro, mandandolos a un exilio sin que nadie supiera ni siquiera su madre, todo el mundo creía que habían muerto como lo marcaba la ley, ahorcados con cuerdas de seda. Al parecer el no quería acabar con la vida de sus seres queridos y ahora menos después de saber lo doloroso que para mí había sido perder a mi hermano.

Me encontraba caminando rumbo a los aposentos del sultán pero me encontré a Turhan con sus criadas, cada un cargando a un niño.

- Sultana Turhan - hice una leve reverencia.

- Señorita Halime ¡Que agradable sorpresa!

- Lo mismo opino.

- Conmigo no te hagas la mustia que por más que te quiera el sultán no vales nada para está dinastía, eres incluso peor que Rasa.

- Me gustaría saber más sobre lo que opina usted de mí pero será en otra ocasión, si me disculpa iré a comer con mi señor - la rodeé y continúe mi camino cuando escuché su voz gritar.

- ¡Aquí la proxima Valide seré yo! - no deje que sus gritos me molestarán.

Días después

Me encontraba comiendo con la sultana Firuze y su hijastra, además de con Turhan y Rasa.

- Su atención - grito un agha.

- Madre querida - dijo la mujer que al parecer era sultana. Era rubia y de hermosos ojos azules y parecía ser de edad corta y carácter apacible, nada que ver con su hermano.

- Safiye ven conmigo, después hablaremos de como te fue en Crimea - la mujer beso la mano de su madre y se sentó en el lado opuesto de donde estaba Kerem.

- ¿Quiénes son estás mujeres madre?

- Ella es Rasa Bas Kadinn, madre de la pequeña Neylan, ella es Turhan Bas Kadinn, madre de sehzade Hakim y Jalila sultán y está de aquí - miró hacia mí y sonrió - es Halime Ikbal.

- Me han contado sobre ti, eres la mujer infértil que está con mi hermano casi siempre.

- Safiye - dijo en tono de reprimenda Kerem.
- No se preocupe sultana, si no he tenido hijos aún es porque Allah me está preparando un futuro mucho más prometedor - la madre sultana se sorprendió de por primera vez oírme mencionar al dios de la religión islámica mientras el resto de mujeres me miraban unas con burla y otras con indignación.

-¿Cómo te atreves a hablarme de esta forma? No eres más que una vulgar criada mestiza que seguramente tiene embrujado a mi hermano.

- Si ese es el caso en cualquier momento puede tomar mi vida; - respondí para después levantarme, hice un cortés reverencia - voy con mi señor.

Caminé hacia el camino dorado, el camino que llevaba hasta el cuarto de Mehmed. Entré y el levantó la cabeza para después sonreírme:

- Mi sonrisa de luna y ojos brillantes como diamante de una corona - rodeé su escritorio y lo abracé escondiendo mi cabeza en su cuello - ¿Qué ocurre Halime? ¿Por qué duele tu corazón?

- No importa - levante mi cabeza y miré sus papeles - ¿Va todo bien con el nuevo gran visir?

- Halime mírame y dime qué te hace sufrir esta vez.

- Creen que te he embrujado Mehmed.

-¿Quién se atreve a difamar contra ti?- no respondí. - En todo caso serías una bandida, has robado mi corazón.

- Dicen que he sido castigada al no darte hijos - me dio un beso en los labios y después continúo diciendo:

- Apenas tienes 20 años y yo 23, aún puedes serlo, además ¿Prefieres convertirte en cuna, como dijiste aquel día que te intentaste matar? ¿O prefieres ser la única que vive en mi corazón?

- Oh Mehmed - lo bese y una vez más, como en noches anteriores nos dejamos llevar por el amor y deseo que sentíamos el uno por el otro.

                                *****

- Hatice ven.

- Dime rápido Halime que necesitas, sabes que si Turhan se entera que hablo contigo me cortará la lengua.

- Tranquila, vengo a proponerte algo, desde hace mucho tengo autorización para tener compañía y quiero que hagas que Turhan te eche de su lado para que vengas conmigo y poder cuidarnos.

- Pero...

- No digas nada, ya tengo todo planeado.

Caminé por los pasillos que me llevarían a mi habitación pero un mujer salió de la nada con una daga en la mano que me apuntaba.

- Le arrebataste todo a las sultanas - me dijo.

-¿Quién eres?- le dije asustada.

- No te importa.

- No te atrevas a lastimarme, el sultán lo sabrá ¡no me toques!

- No importa.

-¡No te atrevas a tocarme!- escuché varios pasos cerca, la mujer tomo mi cuello y paso la navaja cerca.

- Deja de hacer escándalo o te cortaré la lengua - volvió a pasar la daga por mi cuello y luego por mi cara después de esto no supe que ocurrió.

                               *****

- Vamos Onur, el consejo me estresa bastante, en unos días partiremos a una campaña así que ve preparando las cosas.

- De acuerdo Mehmed.

- Así me gusta, ve y dile al harén que preparen a Halime, me gustaría verla y recuerda que mañana veo a Neylan y después a Hakim y Jalila.

- Como diga.

Mis pequeños niños se merecen todo el amor, pensándolo bien todos lo merecemos pero no puedo amar a sus madres, simplemente las aprecio por ser eso, las madres de mis niños; Halime, ella es inocencia pura, inteligencia cautivante y bailarina hechicera.

Entre a mis aposentos y mandé que prepararán mi baño.

- Señor, malas noticias.

¿Ahora que habrá pasado con Halime?

- La señorita Halime está en la sala de sanación, de nuevo la encontraron inconciente en un pasillo.

Como en la ocasión anterior fui a donde estaba ella pero ahora despierta, creo que ya se le hizo costumbre quedar inconciente.

- Doctora ¿Cómo está?
- Lo siento majestad, la señorita no está embarazada como lo creyó la sultana madre - de hecho que estuviera embarazada era lo último  que me pasaba por la mente.

- Dígame que ocurrió.

- Hablé con ella y dice que una mujer la amenazó con una daga y que parecían no importarle las consecuencias, solo fue un desmayo por el susto sultán.

Me acerqué a ella y le pregunté que había ocurrido.

- Iba a mis aposentos y salió de la nada una mujer rubia con una daga que me decía que le quité todo a las sultanas y me tomó por el cuello y movía la daga sobre mi piel.

- Tranquila - la acerqué a mi pecho y le bese la frente - Onur se encargará de esto y los culpables pagarán.

Hablé con ella un rato y me sorprendió que dijera que quería cambiarse al islam así que brevemente hicimos una ceremonia para que cambiara de religión lo cual me hizo aún más feliz.

Después de estar con ella regrese para poder bañarme y dejarla descansar, le conté a Onur lo ocurrido y de pronto volvió a mi mente la voz que cantaba aquella noche.

- ¿Ya sabes algo de ella?

- No, quizá era la muchacha que casó con Abi efendi - no sé porque esa idea me dolió - o tal vez esté más cerca de lo que cree.

Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora