Dolor, traición, venganza, rencor, deshonra y muy poco amor son el pan de cada día en el palacio de Topkapi ¿Qué darías tu por amor? ¿Eres capaz de renunciar a lo valioso? ¿O simplemente te resignas a perder lo que amas? ¿Realmente el amor soporta t...
- Te ves magnífico mi león - decía Turhan orgullosa a Hakim, quién se había puesto un caftan de su padre para ver cómo le quedaba.
- Sin duda nuestro sehzade gobernará de forma maravillosa - le dijo Ibrahim a la futura valide.
- ¿Están seguros de que podrán mantener esto ahora que mi padre no está? - curioso preguntó el sehzade mientras seguí viéndose al espejo.
- Claro que podemos, - respondió su madre - antes contábamos con el temor de que Mehmed nos descubriera, ahora que ha muerto tenemos un poco más de libertad de amarnos - Ibrahim atrajó a Turhan para abrazarla.
Mientras en Topkapi había una reunión orgullosa para celebrar la victoria, lejos, muchos kilómetros más alejados, en el Palacio de Lágrimas, 4 mujeres tenían miedo por lo que pudiera pasar, Esmeray se había sumado a la lista de expulsadas ¿Por qué habrían de tentarse el corazón por ella o su hijo?
- ¿De verdad no piensas hacer nada, Halime?
- Ya cállate Esmeray, solamente estás embolando mi cabeza - con la situación que tenía sobre sus hijos, lo menos que necesitaba la sultana era que la presionaran.
Mínimo Turhan no había sido tan mala como para no permitirle caminar por el palacio, tal vez no podría salir a los jardínes, pero al menos podía comunicarse con Mahidevran y Hafsa.
Ahora que se han mencionado a las nueras de Halime veamos su situación.
Mahidevran, Emilia, una mujer que llegó al palacio como esclava y cayó a los pies de su suegra implorando por ayuda, había logrado mantener una sana relación con el padre de su hijo, sin embargo ahora temía por la vida de ambos. Ahora Hafsa, Koré, una mujer griega a la que querían obligar a estar teniendo intimidad con alguien 36 años mayor terminó conociendo un apuesto candidato a la corona y dándole una bella hija, si bien, ella no tenía algún miedo por la vida de su pequeña, no soportaba ver la angustia en los ojos de su mejor amiga, la primera mujer del sehzade, y de su suegra.
- Kasim se ha quedado con su hijo, mi sultana, solo Allah sabe si lo están cuidando bien o me lo están dejando morir de hambre - la pena en su voz era evidente.
- Verás que antes de que pase más tiempo podré encontrar una solución; no te angusties - reconfortó tomando su mano.
Incluso en éste momento Halime no podía verse vulnerable, debía ser un pilar fuerte en el que todos pudieran sostenerse, sus hijos confiaban en ella, que pronto los salvaría. Hafsa y Mahidevran también lo hacían, creían que encontraría la manera de escapar y sus hijas estaban seguras de que podría rescatar a sus hermanos, pero ¿Cómo podría hacerlo? La habían enviado a un palacio aislado, en el que no tenía ni siquiera la compañía de Ela o Nazú, ni siquiera hablar del cuidado de HamzaAgha, no le habían permitido poner aunque sea un pie en los jardínes, ni hablar sobre enviar un carta. El tiempo se acababa y las ideas eran escasas, parecía que todo quedaba en manos de Zambak y Aysel.
- ¿Esta segura de que encontrará una solución? - preguntó la castaña.
- ¡No! - Halime no aguantó más - Siendo sincera no, créanme que mi cerebro no deja de pensar en una posible solución pero nada funciona, estamos encerradas en cuatro paredes sin una posible comunicación con el exterior, a duras penas y vemos alguna criada por aquí y estoy asustada al igual que ustedes, la vida de mis 3 hijos está en las manos de ellos.
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