Capítulo 87: Última Guerra

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Zülfikar leyó la carta frente a los ojos de su madre, ¡Vaya error!. Halime no tardó en percatarse del cambio de expresión en su hijo, las cejas se unieron un poco y en la frente se marcaron algunas líneas.

— ¿Pasó algo?

— Nada para alarmarse, solo que mañana mismo debo partir al campamento de los jenízaros, mi padre ya está en camino; se supone que mis hermanos, excepto Hakim, también van — por sorprendente que parezca, el tono de voz no hizo dudar para nada a la pelinegra.

—De acuerdo, te dejo para que te alistes— Halime se levantó para marcharse.

Zülfikar volvió a tomar el papel para leer las palabras de su padre, aquellas que calaron en lo hondo de su corazón:

“...sé que no tengo mucho tiempo, hijo y quiero que mi última guerra sea victoriosa, así que, entre más rápido, mejor.

Prepara tus cosas e informa a tus mujeres; quiero que tú madre se quede en Topkapi, por cualquier asunto que pueda surgir; que lleve con ella a Mahidevran, Hafsa y Mahfiruze; he dado la orden para que las concubinas de tus hermanos también estén ahí y evitar problemas.

Nos encontraremos a medio trayecto, en el bosque.

Kanuni Sultán Mehmed Khan Hazretleri

— Preparen mis cosas, mañana mismo partiremos a una guerra — ordenó a los Aghas, quiénes de inmediato cumplieron sus órdenes.

Después de haber llamado a sus concubinas, madre y hermana, a los aposentos de Mahfiruze, para evitar que se moviera, soltó la noticia de su partida.

— ¿Cómo así? Sabía que tenía planes de irse, pero jamás espere que fuera tan espontáneo — Zülfikar no pudo encontrar palabras que fueran validas para la aguda mente de su madre.

— Mahfiruze y los bebés viajarán contigo, además de una daye; — dirigiendo las siguientes palabras a las otras mujeres, continuó — Zambak, Mahidevran, Zambak, Hafsa y los niños, irán en otro.

— No te preocupes hermano mío, sabes que puedes confiar en nuestra madre y en mi para cualquier cosa.

En la mirada de Mahfiruze podría verse la tristeza por dejarla sola tan rápido, apenas había dado a luz el día anterior y su pareja ya se iba a marchar por un largo periodo, sin saber cuándo iba a volver o si iba a hacerlo.

La noche transcurrió con el típico nerviosismo que sentía la sultana cada que sus hijos irían a combatir; la nueva madre se enfrentaba por primera vez a ese sentimiento y ni el mayor cansancio la hizo cerrar los ojos.

Todos se habían reunido, desde muy temprano, en la biblioteca para despedir al sehzade. Çihangir estaba siendo cargado por su madre, mientras Kasim y Akile frente a la de cada uno, la rubia sostenía a en brazos a Mehtap y Muhammed estaba en los de su tía. Zülfikar no ocultó la sorpresa por ver a Mahfiruze ahí, se suponía que aún debería encontrarse en reposo, solos se movería para viajar con todas las precauciones.

— ¿Qué haces aquí? — inquirió bajando la mirada al lugar dónde se encontraba sentada — Deberías estar en cama, descansando para partir en la tarde al palacio.

— Quería verlo de la misma manera que el resto, no de una manera que pareciera débil — el heredero alzó las cejas por la respuesta, acto seguido, dirigió la mirada a su madre, para ver si ella también se percatado de aquellas palabras.

— Quería verlo de la misma manera que el resto, no de una manera que pareciera débil — el heredero alzó las cejas por la respuesta, acto seguido, dirigió la mirada a su madre, para ver si ella también se percatado de aquellas palabras

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Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora