Ya han pasado 8 meses desde que nos enteramos que Rasa Gözde tendría un hijo de su majestad.
¿Se parecería a él?
Espero que en el carácter si o bueno, por ahora; lo deseo ya que desde que la señorita se enteró de su embarazo se siente divina garza, parece ser incluso un rango mucho más alto que el sultán pero bueno, al menos parecía que al fin por está noche podría descansar por primera vez desde que quedó embarazada .
- ¡Isabel! - o tal vez no.
- ¿Qué ocurre señorita?
- Llama a la doctora y que informen a la valide y a su majestad que está naciendo mi sehzade.
Salí corriendo a con la doctora a quien de forma rápida le dije que Rasa estaba dando a luz, después llegué a los aposentos de la madre sultana y les dije a que me dejaran entrar porque el hijo del sultán estaba naciendo.
- Valide, la señorita Rasa quiere que le informe al sultán.
- El sultán no está, partió está noche a Manisa para arreglar unos asuntos importantes, ¡de prisa Isabel camina más rápido!
Yo ya no sentí que corría, yo volaba siguiendo a la valide que como toda buena abuela, y más en su caso que era primeriza, iba muy emocionada y nerviosa a esperar el nacimiento de su nieto.
- Vamos señorita Rasa puje un poco más- dijo la doctora
- ¡Rasa sultán! - gritó enfadada mientras yo veía como la doctora hacía una mueca de diversión; por otra parte Firuze sultán, o la valide sultán, miraba con desaprobación a Rasa
¿Se molestó por su comentario? ¿No le caía del todo bien Rasa?...
Nunca lo sabremos ¿O si?
*****
Han pasado horas desde que Rasa me llamó para ir por la partera pero después de rato de cansancio de la señorita y nuestros tímpanos rotos por sus gritos de todo tipo al fin escuchamos un hermoso y agudo llanto.
- ¡Denme a mi sehzade! - gritó la ahora madre, como si no estuviera agotada por dar a luz.
La doctora miro por un momento a la sultana hasta que ella misma dijo:
- Rasa es una hermosa sultana.
- ¡¿QUE? NO! Yo debía ser la madre del sehzade primogénito, del sehzade a la corona.
- Lo siento, será para la otra - dijo la sultana.
- Diganle a mi sultán que pase - dijo con un tono de desepscion pero autoritario.
- Mi hijo partió en a Manisa pero no te preocupes yo nombraré a la pequeña- tomó a la bebé en su brazos y le dio un beso en la frente- Neylan, tu nombre es Neylan, Neylan, Neylan porque eres nuestro deseo cumplido, Allah es misericordioso y grande, Allah es el más grande, Allah es el más grande, Allah es el más grande, que sea una fiel seguidora de Allah, fiel a la Dinastía y respetuosa a sus padres.
Después de la ceremonia de escuchó un "amén" de las presentes menos de Rasa.- Avisales que ha nacido una sultana hermosa.
Hice lo que se me pidió y de inmediato noté la mirada de felicidad de Turhan Gözde que sin duda pondría todos, y cuando digo todos es TODOS, sus medios posibles para tener al heredero del imperio.
*****
Ya es casi un mes desde que nació la sultana Neylan y por fin el preocupado padre se digno a aparecer.
- Isabel prepara mis mejores trajes y viste bien a la niña que hoy la conocerá mi señor.
- Como diga Rasa Kadinn - así es, ahora era Kadinn por haber dado a luz a la hija del dominante del mundo.
¿Que sería del harén cuando fuera Haseki?
Hice lo que me pidió y antes de las 8 la pequeña estaba lista. Para ser honesta era más mi hija que de Rasa, en todo el día no le hacía caso, jamás la amamanto, de inmediato la entregó a nodrizas; pero prácticamente solo porque no estuvo dentro de mi no es mi hija.
Al fin iba a descansar de la pequeña y su madre, de haber sabido que solo así tendría un poco de paz yo misma traía, aunque fuera a rastras, al sultán.
Me alejé un poco de todo y salí al jardín; me senté en una de las bancas bajo un gran árbol y comencé a tararear un canción que mi madre solía cantarnos a mis hermanos en portugués, la lengua que adquirió al huir de su país:
Vai-te embora ó papão
De cima desse telhado,
Deixa dormir o menino
Um soninho descansado
Deixa dormir o menino
Um soninho descansado.
(Vete, o, coco,
De encima de este tejado,
Deja dormir al niñito
Un sueñito descansado,
Deja dormir al niñito
Un sueñito descansado.)Esto me llevo a pensar en Leo, mire a las estrellas e imaginé que era como en Portugal, cuando el y yo subíamos al techo de la casa a jugar a unir estrellas mientras Arturo enojado gritaba que debíamos bajar a ayudarle con ciertas cosas. Leo, Arturo, mi padre y mi madre... Todos habían muerto y Hatice se había alejado.
Mi destino parecía estar escrito en roca: sería la criada de Rasa hasta que fuera mayor y ambas o al menos yo fuera echada del palacio o muriera.
Comencé a llorar como no lo había hecho nunca, no tuve el tiempo de llorar por Leo, Arturo o mis padres, guarde mi dolor tras un vestido de un color alegre y bajo adornos de baja calidad... Para una criada.
Abrí los ojos y me encontraba ya en mis aposentos, que claro estaban dentro de los de Rasa ¿Que había pasado? ¿Tanto había llorado que me había quedado inconsciente?
- ¡Hatun!
- Digame.
- Ven cuida de mi hija y recuerda que está noche iré a los aposentos de su majestad así que te toca cuidarla, ya sabes que hacer- ah pero que raro.
- Como diga, Rasa Bas Kadinn.
- Me alegra que entiendas tu lugar y el mio - Si, aquí vamos de nuevo con los aires de superioridad.
Así noche tras noche y día tras día cuide de la pequeña sultana y soporte el carácter de mil demonios de su madre pero era mi destino y no lo podía cambiar, al menos en el harén el resto de las criadas me apreciaban. Oigan algo bueno ya debía pasar en mi vida ¿No?
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Amable:Una sultana escondida |COMPLETA/CORRECCIÓN|
Historical FictionDolor, traición, venganza, rencor, deshonra y muy poco amor son el pan de cada día en el palacio de Topkapi ¿Qué darías tu por amor? ¿Eres capaz de renunciar a lo valioso? ¿O simplemente te resignas a perder lo que amas? ¿Realmente el amor soporta t...