Capítulo 21: Campamento Crystal Waters:

4.5K 480 169
                                    

POV SKY:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

POV SKY:

No mires hacia abajo.

No mires hacia abajo.

Sky White, NO mires hacia abajo.

Me repito una y otra vez y efectivamente sí, termino mirando hacia abajo y cierta punta rosada y brillante se alza en medio de su vientre y el mío.

La puta que te parió...

—¿Sorprendida?—Eros sonríe divertido por mis reacciones y rápidamente lo vuelvo a mirar a los ojos totalmente consternada.

Necesito aterrizar.

—¿Quién, yo? —invoco todo el autocontrol que mis pobres hormonas puedan recibir y él asiente seguro y satisfecho de lo que se carga entre las piernas—Ñeh, he visto mejores...—miento descaradamente. A pesar de haber visto su miembro masculino sólo en un vistazo, he de confesar que el tamaño y grosor ha logrado intimidarme de sobremanera.

Sin contar que sólo he visto dos penes en toda mi corta vida.

El del inútil de mi ex.

Y el de Sean a los catorce años por accidente. Jamás pude olvidar ese terrible trauma por mucho que me obligue a ello.

—¿Segura?—aparta sus manos de mi cintura, colocándolas firme y a la altura de mis nalgas.

¡Ave María Purísima!.

—Ya te lo dije. No es la gran...—me acerca hacia su abdomen, juntando ambos torsos, y pegando su largo pene contra la piel descubierta de mi estómago.

—No juegues conmigo.—Se atreve a posar su helada mano por debajo de mi croptop, haciendo contraste total con la tibia piel de mi espalda.

—Y yo que pensé que te gustaba jugar...—ronroneo con la cara alzada y mis labios a centímetros de su mandíbula.

—Me gusta cuando yo decido el juego, y la persona involucrada acata cada una de mis reglas.—toma mi barbilla y su pulgar acaricia mi labio inferior—.Tú no tienes pinta de querer seguir mis reglas...—separo los labios sin dejar de mirarlo, y sus ojos azules no dejan de observar cada movimiento que ejecuto con la boca.

De manera sutil deslizo la punta de mi lengua por su dedo e intento atraparlo con suavidad entre mis dientes. Rápidamente aleja su mano, dejándome con el ceño fruncido ante su esquivada.

—Detente. —espeta con la respiración bastante afectada y sonrío sin disimulo al verlo de aquel modo.

—¿Por qué? —subo mis dedos por su frío pecho, llegando hasta su cuello e iniciando una suave caricia a la parte baja de su nuca.

LOS CLARCK (I)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora