Capítulo 35: El cumpleaños de Danna.

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POV SKY:


—Déjame ver si entendí.— Bastian conduce en dirección a mi vecindario, y yo más desastrosa que nunca muerdo mis uñas con nerviosismo.—Tuviste una cita con Eros. La pasaste bien. Luego tuvieron sexo y al día siguiente lo dejaste tirado y con una posible contusión en la cabeza.—

—Exacto.—

—Pobre Eros, al menos ya sé que no debo de estar en la casa para cuando llegue. El humor que se va a traer será de lo peor. ¡Y no es para menos!—

Arrastro las manos por mi rostro, estresada a más no poder.

—¿Ahora ya entiendes por que te he llamado a las seis de la mañana?—Inquiero mirando su impecable perfil.

—La verdad es que no. Pudiste esperar a que él te llevara de regreso.—

—¡¿Estas demente?!—

—Bueno, no soy yo el que te llamó a las a las seis de la mañana para que vayas a recogerme a un club nocturno luego de darle con una botella en la cabeza al chico que te follaste la noche anterior. Así que dime cachorrito...¿Quién es la loca?—

—Es que tú no entiendes.—

Hace una hora atrás me había despertado debido a los matutinos rayos del sol calentando mi expuesta piel. Todo estaba bien, el sitio era fresco, las sábanas y cojines totalmente cómodos y limpios. Hasta se podría decir que gozaba de una excelente vista desde aquella terraza.

¿El pequeño no tan pequeño inconveniente?.

Estaba desnuda.

¡Y oh sorpresa!.

Eros yacía a mi lado, dormido boca abajo y con un brazo por encima de mi abdomen. El cabello le caía revuelto por sobre su frente y un enredo de sábanas le cubría de las caderas para abajo. Ocultando su posible desnudez.

Decir que entré en una especie de cortocircuito sería muy poco. En un principio no recordaba absolutamente nada. Hasta que las evidentes marcas en su espalda, el leve ardor en mi entrepierna y el condón usado a unos metros de distancia atrajeron a mí una avalancha de recuerdos que tarde o temprano harían que sufriera un terrible ataque cardiaco. 

Eros.

La cita.

El club.

Nuestro baile, juegos, comida, conversación, besos y....

Oh mierda.

¡Me había follado a Eros Clarck!.

Lo primero que hice al caer en cuenta de ese considerable detalle es lo que toda persona común y coherente haría: Sí, entré en pánico.

Los pulmones me empezaron a fallar, el miedo me empezó a corroer, y un gigantesco nudo se acentuaba en mi garganta. No podía estar aquí para cuando él despertase. Me negaba a presenciar su cara de satisfacción.

Como pude me levanté de aquel nido y con mucho cuidado fuí recogiendo todas mis cosas. Me vestí, coloqué el calzado y con teléfono en mano le empecé a marcar a todo aquel que me saliese en la lista de contactos.

LOS CLARCK (I)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora