Capítulo 77: Lo mejor de ambas partes.

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POV SEAN:

—¡Papá, eres tú!— La infantil carcajada de la chiquilla que se aferra con fuerzas a mis piernas me baja la presión, alterando los latidos de mi corazón y trastornando por completo el leve buen humor que me traía tras la avalancha de pésimas situaciones que me habían afectado tras la recaída de uno de los seres que más he amado y cuidado en el planeta.

¡Papá, eres tú!.

Me estremezco, tragando grueso y en extremo desorientado con aquel erróneo apelativo hacia mi persona.

Incómodo y confuso carraspeo con cautela, mirando con desespero al montón de personas que igual de desubicadas me miran entre lastimeras, preocupadas y con odio y profunda aversión.

Papá...

¿Cómo que papá?.

Sin visualizar aún del todo muy bien a la cría por estar metida con vehemencia en medio de mis piernas la alejo con carisma, colocándome a su altura para poder así mirarla como se debe a los ojos.

Error.

Un pésimo error.

Ya que al tenerla de frente. Disponible y a la mira en mi campo periférico, una oleada de emociones tanto buenas como negativas me retuerce el pecho con vil violencia.

Es bellísima...

No puedo evitar pensar al contemplar la majestuosidad de sus rasgos y la dulce inocencia de su mirada. Aquella que me repara con tanto amor y anhelo, azotándome el tórax y haciéndome estallar el cerebro.

—Creo que te has equivocado, solecito...—Musito lo más cuidadoso posible, temiendo desaparecerle aquella felicidad de sus preciosos ojos—Me temo que yo no soy tu papá—Le hablo lo más dulcemente que puedo. No queriendo herir sus sentimientos.

Y es que...Ella no podía ser mía.

Es decir, siempre he tenido mucho cuidado al momento de utilizar métodos anticonceptivos y...

No. Simplemente no podía serlo.

Aparentaba tener ya unos cuatro o cinco años y yo para ese entonces...

—¡Claro que lo eres, bobo!—Me da un suave golpe con su pequeñito puño cerrado en el pecho, tomando un mechón de su cabello y luego señalando los míos—¡Tenemos el mismo pelo! ¿Ves?—Indica desesperada y como si eso fuese lo único necesario para confirmar su teoría.—Además, el otro señor es muy viejo para ser mi papá...—Señala al tío Steve quien de inmediato frunce el ceño con sorpresa e indignación.

Yo sólo la observo, embelesado con su radiante belleza.

Y es que en parte ella tenía algo de razón con su lógica. Sí poseía ciertos rasgos similares a los de mi familia, a excepción de aquel llamativo azul en sus ojos que...

De inmediato me enderezo, recordando de sopetón a la primera mujer que visualicé al llegar a la estancia.

Ay, carajo...

—Athena...—Abro los ojos de par en par, con el miedo y desespero reinando en mi tono de voz—¿Alguien me puede explicar qué es lo que está sucediendo aquí?—Intento sonar lo más apacible posible, con el temor de asustar a la pequeña chica.

—Lo que debió de pasar desde hace ya unos cuatro años.—Damen, al que no había reparado todavía, sisea.

Yo me tenso al momento, rememorando el fuerte odio que le tomé por atreverse a dañar a uno de los seres más importantes en mi vida.

—¿Y tú qué demonios haces aquí, eh?—Ladro en voz alta con veneno—Lárgate antes de que pierda los estribos y...—Me callo de golpe cuando la pequeña pelirroja se sobresalta del miedo—Oh, cariño...Lo siento ¿Sí?—Me apresuro en tomarla en brazos—No quise que te asustaras...—La dulce nena se encoje en sí, temerosa y preocupada. 

LOS CLARCK (I)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora