Capítulo 64: Punto de quiebre.

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Capítulo dedicado a AliMTorresHernndez. Espero lo disfrutes, preciosura.❤

POV SAM:


—¿Estás segura de que no hay problema con que estemos aquí?—Nerviosa juego con los pliegues de mi falda. Mirando de reojo al montón de personas ebrias en cada centímetro de la espaciosa casa.

—¡Pues claro!. Ya es hora de que tú y yo empezemos a socializar. Además, tengo entendido que han asistido un montón de chicos universitarios realmente apuestos...—Danna mira de lado a lado, en busca de lo que yo supongo es una bebida.

—Eso no está nada mal. Aunque insisto en que no me agrada venir a una de las fiestas precisamente de Tracy—Opino, recordando a la muchacha latosa que me fastidia la vida con sus tonterías y existencia.

—Eso ya está resuelto, cualquier cosa hemos sido invitadas por el primo del hermano del amigo de un compañero de mi clase de matemáticas.—La miro con una ceja enarcada, sin poder creerme lo que acaba de decir. Y hasta dónde era capaz de llegar.

Mi amiga era de aquella chicas que tenía contactos hasta en lo más profundo y recóndito de Villa LeRossy.

—¡Estás loca!—

¡Ya deja de regañarme y vamos a la pista!—Asintiendo la acompaño hasta donde me lleva, y ya un poco apenada e inclusive inexperta, empiezo a mover el cuerpo al son de la música y su melodía.

Ésta era la tercera fiesta de instituto a la que asistíamos, no es del todo un terreno seguro para mí, por lo tanto intento ser precavida y disfrutar con precaución mientras se tantea la zona.

Danna, mi mejor amiga, me había insistido tanto que terminó animándome y aquí estamos, sonriendo, socializando e iniciando lo que sería a continuación una nueva vida de reinas en la secundaria.

—¿Ves que sí es divertido?—Dan se carcajea sudada, y yo no tengo motivos para decirle lo contrario ya que en efecto lo estaba pasando muy bien.

Varias canciones sonaron durante toda la noche, y cuando está a nada de iniciar la siguiente canción me tropiezo estúpidamente con un muchacho alto y de seguro mayor que yo al girarme torpemente y aventarle encima la helada bebida que llevaba en las manos.

—Oh, diablos...Lo- lo siento tanto...—Enrojecida al verle la camiseta azul empapada con alcohol por mi culpa, intento desesperadamente ayudarlo a limpiar aquel desastre con las manos embarazosamente temblorosas.

—Hey, espera...—Le oigo reír—Creo que...No, en definitiva lo estás empeorando—Su risa fresca y vibrante me enciende las mejillas, y cuando por fin dejo de realizar el papel de mensa desesperada, lo veo a la cara quedando ahora mucho más anonadada.

LOS CLARCK (I)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora