Extra: Sam y Bratt.

3.4K 402 83
                                    

¿Te gusta?:

Algunas semanas atrás....

POV SAM:

—¡Joder, que ya voy!—Le respondo mientras me subo las bragas de encaje por las piernas y luego bajo la falda de mi ligero vestido azul.

—Te juro que como me vuelves a dejar esperándote por más de una hora como la última vez empezaré sin tí—Amenaza divertido y sonrío por su para nada creíble advertencia.

—Querido, no serías capaz...— Me acerco al tocador y tomo mi labial favorito.

Rojo pasión.

Lo deslizo por mis labios hasta que estos quedan perfectos y preciosos. Me acerco al espejo y me guiño el ojo a mí misma al quedar enteramente satisfecha con los resultados obtenidos.

—Samantha, hablo enserio.—Lo  imagino decir aquello en su típica faseta de hombrecito serio y giro los ojos.

—Si sí, relájate Bratt. En cinco minutos estaré allá—Le lanzo un beso por el auricular y cuelgo la llamada.

Sin perder más el tiempo recojo nada más lo necesario y salgo de la casa en busca de mi deportivo de color rojo. Le desactivo la alarma de seguridad y me adentro en el vehículo con algo de prisa.

Me abrocho el cinturón, giro las llaves dentro del contacto y doy marcha hacia la casa de uno de mis mejores amigos.

Gracias a Dios y el idiota vive a tan sólo unos minutos, ya que así se me facilita el ir a visitarlo o viceversa. No pasan ni diez minutos cuando ya estoy estacionandome en el lugar de siempre cada que vengo a éste sitio. Frente a mí se alza la enorme casa del capitán del equipo de fútbol Americano del LeRossy School.

Bratt Dawson.

Mi gran amigo desde hace tres años.

Las paredes exteriores eran de color beige y se encontraban rodeadas de un precioso y amplio jardín. A pesar de contar con tan sólo una sola planta era bastante espaciosa y de buen tamaño.

Me acomodo el vestido y en el transcurso saludo a la pequeña Mía, vecina de siete años del rubio que jugaba con una preciosa casa de muñecas en su patio delantero. Ya frente a la puerta toco el timbre y un delicioso olor a pizza inunda mis fosas nasales.

Rico.

—¡Samantha!—La señora Dawson me recibe en un cálido abrazo y sonrío educada recordando los valores que siempre nos ha inculcado mi madre.

—¿Cómo está señora Dawson? Un placer volverla a ver...—Saludo amable y ella me invita a pasar.

La mujer frente a mí era un preciosa rubia de ojos grises. A sus cuarenta y siete años de edad aún continuaba luciendo igual o más hermosa que a sus diecisiete. Lo sé porque la primera vez que la conocí ésta se encargó de mostrarme las fotos de cuando gozaba de su juventud.

—Sammy por Dios, te he dicho que me llames Camille...—Regaña y suelto una risita—¿Quieres pizza? Justo ahora estoy preparando una casera—Me ofrece y mis tripas rugen ante la mensión.

—Sabe muy bien que nunca me negaría a sus exquisitas comidas—Contesto cómplice y ella suelta una carcajada—¿Bratt se encuentra en su habitación?—Cuestiono al recordar el motivo de mi visita y la señora Dawson responde de forma afirmativa.

LOS CLARCK (I)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora