Capitulo 69: Señora Clarck.

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POV SKY:

Desubicada y flotando en el aire como si lo que ocurriese delante de mí no fuese más que una tétrica película, miro atemorizada a Eros Clarck reventarle la cara una vez más en el día a uno de los adolescentes implicados en la pesadilla de anoche.

Al despertar desenfocada y con un malestar de los mil demonios, tarde me di cuenta que no era mi cama ni mi habitación en dónde había amanecido.

Por lo cual tuve que tomarme al menos unos cinco minutos de mi tiempo para poder ubicarme y darme cuenta de que el sitio en donde me encontraba se trataba justamente de la residencia Clarck.

Específicamente, en la habitación de Eros.

Cientos de dudas e incertidumbres me azotaron de una manera en que asustada y petrificada por no tener memorias de lo que había sucedido me estaba matando.

Lo intenté por un largo tiempo, teniendo en mi cabeza una oscura y profunda laguna mental que me dificultaba el poder recordar todo lo sucedido.

Algo no iba bien.

No me estaba sintiendo bien.

Y el fijarme en las oscuras marcas de color violeta rodeando mis muñecas lo empeoró todo.

Asfixiada por el temor y la soledad en la habitación recuerdo haberme levantado acelerada, yendo en dirección al baño privado del ojiazul que ausente me había dejado dormitar en su cama.

¿Cómo es que llegué hasta allí?.

¿¡Por qué demonios no lo recordaba!?.

Mareada y con ganas de vomitar me postré delante del inodoro, expulsando todo tipo de líquido que me retorciera el estómago.

Y así fue.

Largos minutos en donde las arcadas no me dejaban respirar y con la frente sudada maldecía una y otra vez lo que sea que hubiese ingerido.

El alivio llegó un poco después. Quizás no de la manera en que se debía, pero en definitiva ya no me sentía con ganas de aventurarme por un acantilado.

De ahí torpemente me coloqué de pié, vestida tan sólo con mis pequeñas bragas y una suave camiseta.

De seguro el castaño me había cambiado de ropa, tiñéndome las mejillas de tan sólo imaginármelo.

¿En dónde cojones estaba?.

Caminando en dirección al lavamanos, me paro derecha frente al espejo y es justo allí, delante de mi enfermizo reflejo, que un destello de lo ocurrido llega a mi memoria.

Trevor.

Miedo.

Una bofetada y un violento forcejeo.

Poco a poco las escenas revueltas e inextricables bombardeaban mi mente. Aclarándolo todo un poco, aún así lo sucedido fuese de lo más cobarde y oscuro.

El muy maldito de Trevor Jones me había drogado.

Quizás fuesen secuelas de mi alucinado estado, pero muy dentro de mí el razonamiento me vociferaba que yo tenía razón. Que no me equivocaba. 

Además, él había sido la última persona que recuerdo haber visto antes de que todo se me empezara a tambalear.

¿En qué momento pudo alterar mi bebida?. No estaba segura. No recuerdo haberle aceptado ni si quiera un puto trago.

¿Acaso me habrá...?.

No. No lo hizo. No estuviese en donde Eros. Y mi cuerpo no demostraba señal alguna de que algo de esa magnitud me hubiese ocurrido. 

LOS CLARCK (I)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora