Capítulo 51: Cicatrices emocionales.

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POV CLAIRE:

Seis años.

Esa era la edad que tenía cuando papá me comentó por primera vez que siempre sería un fracaso total. 

A los diez los empujones empezaron a llegar y a los doce su mano impactó contra mi mejilla en una de sus tantas rabietas.

Muchos adolescentes en el mundo anhelaban la atención de sus padres. Que estuviesen al pendiente de ellos y  siempre presentes para ti en cada momento importante de sus vidas.

Yo no era de esas.

Yo celebraba cuando él tenía un viaje largo debido a sus negocios.

Yo suspiraba de alivio cada vez que mamá me informaba que él no llegaría ésta noche sino dentro de una semana.

Yo me sentía feliz cuando por fin tenía al menos uno o dos días libres de señalaciones, regaños, maltrato, pero sobre todo... del dolor.

Porque mientras algunos tenían la suerte de tener una familia amorosa, que te apoyara en cada decisión que fueras a escoger. A mí me había tocado una en donde la madre se hacía  de vista gorda y oídos sordos. Bajo la patética excusa de "Él sólo lo hace por tu bien". Y un padre al cual si no lucías perfecta y tenías una vida llena de logros y méritos, te daba la paliza de tu vida por no ser más que una "Perra que nunca lograría nada importante".

Y es que yo podía asegurar que él era el peor de los hipócritas, ya que ante el mundo se vanagloriaba como el mejor de los hombres y un excelente padre de familia. Presumiendo un maldito apellido que detrás de toda esa pulcritud lo único que había era sangre, suciedad y oscuridad.

Y yo ya me estaba hartando de esto.

No soportaba ya sus insultos, comparaciones, y mucho menos los quejidos de dolor que sentía en las costillas. Porque sí, él sabia perfectamente que nadie se podía enterar. Por lo tanto, siempre se encargaba de castigarme en lugares en donde nadie pudiese ver las marcas.

Aquellas que no eran absolutamente nada en comparación con las cicatrices emocionales. 

Porque las físicas se borran.

En cambio las del corazón siempre permanecen, ahí, recordándote lo insuficiente que eres. Y la vida de mierda que siempre tendrías. 

No siempre fue así ¿saben?.

Hubo en tiempo en que me llegué a considerar feliz. Pero muy bien dicen que nada es eterno, y así como rápido llegó ese breve momento de paz, rápido se desvaneció en el aire ante mis ojos.

Porque cuando llegué a Villa LeRossy para iniciar una nueva vida con la porquería que tengo de familia. Pude conocer a la persona que por pequeños momentos me hizo olvidarme de todo lo malo que me abrumaba.

La conocí a ella.

A Sky White.

Aquella joven chica que al igual que yo, pasaba por momentos difíciles. La pérdida de una madre, la separación de una persona que en su momento fué o seguía siendo importante para ella, y la ausencia de un padre que a diferencia del mío, sí era honesto, respetuoso y afectuoso.

Entre las dos podíamos ayudarnos y consolarnos la una a la otra. Iluminando la oscuridad sofocante que nos rodeaba.

Y fué perfecto.

De verdad que sí.

Pero poco a poco ella empezó a mejorar, dejándome a mí en el abismo, completamente sola. 

LOS CLARCK (I)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora