CAPÍTULO 31

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Advertencia:
Contenido sensible, no apto para todo tipo de público.por favor mantener discreción. Leer bajo su propia responsabilidad

LA CARA DEL PASADO

HEAVEN

Mi pistola suena de manera silenciosa cuando doy el primer disparo en el cuerpo de unos de los tres hombres sentados en las sillas. En cámara lenta los dos hombres sobrantes se giran para ver de donde vino el disparo, pero no dejo que se giren más y les disparo seguidamente.

Sus cuerpos caen al piso desangrándose.

Me acerco a ellos y me inclino para mirarlos.

—¿Dónde están las dos mujeres faltantes? —pregunto a uno de ellos con mi pistola fija en mi mano—. Tienes tres segundos para decirme o te comerás una bala como si fuera una polla. Uno... dos...

—Jodete —dice antes de que diga tres.

—Al parecer tu orgullo es más importante que tu vida, está bien, lo decidiste de esta manera —levanto mi pistola, la meto a su boca y aprieto el gatillo. Mi cara se mancha de su sangre—. Mismo procedimiento, dime lo que quiero saber o terminarás como tu amigo —le hablo al otro hombre en el piso—. Uno... dos... tres... —su silencio en mi respuesta.

Pongo la pistola en su frente, lo miro fijamente y disparo.

—¡Vamos! —le digo al último hombre—. Tu eres el ultimo, así que responde o te envío con tus amigos de la misma manera. ¿Esta claro? —el hombre me mira con horros y comienzo a contar—. Uno... dos...

—¡Cuarto 10 y 7! ¡Están en el cuarto 10 y 7! —grita con desespero.

—¡Muy bien! —palmeo su mejilla—. Fuiste más inteligente que los demás.

—¿Me dejarás vivir? —balbucea con dolor.

Mierda, esto es bastante divertido.

—¿Dejarte vivir? ¿Quién dijo que te dejaría vivir si respondías? —me burlo de él.

—¡Pero tu...!

—Haces mucho ruido, salúdame a tus amigos —termino y le disparo en la frente, matándolo al instante.

Me levanto de piso y camino con rapidez a la habitación 7. Pateo la cerradura y entro con la pistola empuñada delante de mi rostro. Veo con horror como el hombre dentro tiene a la mujer amarrada mientras usa un pene de goma para penetrarla por el ano.

—¡Qué carajos...! —le disparo en la polla antes que termine de hablar.

Corro hacia la cama, saco el cuchillo de mi cinturón y desato a la mujer con rapidez.

—Rápido, no hay tiempo de explicar—le extiendo una bata—, vístete y sígueme.

—¡Maldita hija de puta! —grita el hombre agarrándose su diminuta polla.

—Cállate, micropene y muere de una puta vez —le disparo en el pecho y veo como cae sin fuerza, inerte—. ¡Hora de irnos! —le digo a la mujer frente a mí y esta asiente. Salimos de la habitación y camino hacia la numero 10—. Quédate aquí esperando.

Rompo la cerradura con mi pie derecho con fuerza, con toda la fuerza convertida en rabia que tiene mi cuerpo. la puerta se abre y yo entro de inmediato. Me asqueo al ver como el hombre viola por su boca.

No dejo ni que se de vuelva para verme y le disparo en el cráneo, matándolo al instante.

Corro y desato a la mujer, le quito el bozal de la boca y le tiro una bata del suelo.

EFÍMERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora