CAPÍTULO 71

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Este capítulo tiene contenido que puede ser sensible para algunas personas
Por favor, leer con discreción, proteger tu salud mental es importante

QUERIDA CAMARADA

HEAVEN

Los gritos de horror, las balas resonando, los vidrios rompiéndose en mil pedazos, el llanto desgarrador, las cosas cayendo al suelo estrepitosamente, los ruegos desesperados y la brutalidad de un macabro teatro sangriento; todo eso me habría aterrorizado hace diez años, más hoy cada uno de esos sonidos son tan dulces como un cuento de cuna.

Ninguno de ellos merece mi piedad

Ninguno de ellos merece mi misericordia.

Ninguno de ellos merece perdón por sus pecados.

Escucharlos me llena de una inexplicable sensación de enfermiza satisfacción. Saber que la sangre de todas esas personas está manchando las paredes de forma tan brutal que no se logra apreciar el color de la pintura en estas, que están llenando el piso con charcos mientras sus cuerpos yacen cual basura putrefacta ahí tirados.

Saber que sus almas se encuentran en el puto infierno en este momento, siendo condenados y torturados por sus actos me saca sonrisas de colegiala.

Sé que yo iré al mismo lugar, que iré al infierno por todo lo que he hecho porque no existe espacio para mí en el cielo y eso debería darme miedo, pero no lo hace. Arder en las llamas del infierno es algo de lo cual no le temo en lo absoluto, es más, es un hecho que simplemente acepto y espero con completo orgullo.

Porque yo, Heaven O'Niell, ya ardo en las llamas del infierno y me llena de regocijo saber que cuando muera volveré a ver a todos los bastardos y bastardas que asesiné para cumplir mi promesa y seguir torturándolos por la infinita eternidad de nuestras almas condenadas.

Mi alma ya se encuentra podrida en este mundo terrenal, así que no existe más tortura de la que en vida he sufrido. No me arrepiento de mis actos ni nunca lo haré, hice lo que debía hacer para sobrevivir en este mundo lleno de crueldad y estoy orgullosa de haberlo logrado cuando el destino parecía querer derrumbarme en cada paso que daba.

Morí y reviví un millón de veces con tal de llegar a este momento.

Las balas retumbas en las paredes mientras miro el reloj en la pared y espero a que los guardas que me custodian se muevan con las ordenes de sacarme de aquí. Es lo más probable, Eloy no dejaría que le hicieran daño a su juguete favorito porque eso es lo que soy para él.

No soy la mujer que Eloy dice amar, soy su propiedad, su diversión momentánea. Un narcisista no sabe amar, no se enamora, no conoce lo que es ese sentimiento puro. Y si le sumamos el hecho de que es un jodido psicópata tenemos como resultado que el único sentimiento que él tiene por mí es la obsesión y posesividad.

Un capricho fugaz.

Me quedo en mi lugar, esperando actuar cuando ellos entren de forma sorpresiva. Salir de la oficina, sin saber quiénes están afuera y cuantos enemigos hay, es lo más imbécil que podría hacer. Necesito saber que me espera allá fuera, pero, sea lo que sea, sé podré contra ello como siempre.

—Señorita Young, se nos dio la orden de escoltarla fuera de la mansión. Por favor, salga para llevarla a un lugar seguro. —la voz de uno de los guardias se alza repentinamente. Me quedo en silencio, escondida detrás de una de las puertas, esperando a que mi silencio cumpla su cometido— ¿Señorita Young? Respóndanos, por favor o procederemos a entrar.

Analizo la situación otra vez, cada escenario posible pasa por mis ojos hasta que encuentro el que más me favorece, el que me saca de la oficina sin ningún rasguño o al menos unos pocos. Solo acepto un par de heridas pequeñas.

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