Advertencia:
Contenido sensible, no apto para todo tipo de público. por favor mantener discreción. Leer bajo su propia responsabilidadDE MI PROPIEDAD
NICHOLAS ELOY
El centro de atención.
Cada cámara está fijada en mí, cada persona del lugar tiene sus ojos puestos en mí. Cada palabra, silaba, respiración y oración me tiene como único receptor. Todo este lugar gira alrededor de mí maldita presencia.
De esa manera es la única en la que debe ser: todos deben estar comiendo de mi mano.
—Señor Collins, ¿qué opina de él gran apoyo que los ciudadanos le han demostrado durante estos meses? ¿Piensa que es capaz de cumplir con sus expectativas? —uno de los periodistas ubicado en la sala pregunta.
Acerco mis labios al micrófono frente a mí.
—¿Qué podría decirles a esas personas? No existe palabra en el diccionario que pueda expresar la gran gratitud que siento por aquellos que han depositado su fe y confianza en mis manos —uso mi voz para atraer aún más su atención—. Como hoy de patria doy, otra vez, mi palabra con mano alzada: cada cosa que he dicho en estos meses se hará realidad. Solo busco el bien de mi pueblo y de mis ciudadanos... perdón, mi familia —escucho un jadeo de la multitud enternecida por mis palabras—. ¿Piensa en ello, periodista?
Mi pregunta lo deja con una mueca dudosa.
—No entiendo a lo que se refiere, candidato. ¿Podría explicarlo para así podamos todos en la sala entender? —responde.
Esbozo una sonrisa suave en mis labios.
—Que todos en este país somos familia: hermanos. Que nuestra lealtad va a la patria y solo a ella —el periodista queda mudo mirándome y siento las sonrisas de los presentes—. ¿Podría llegar a ser presidente sin ver a mi pueblo como mi familia? ¿Usted también la ve de esa forma?
Unos aplausos suenan en la sala y sé que aquel periodista no volverá a levantar su puta mano.
—Señor candidato, ¿Qué piensa sobre las nuevas reformas que usted ha planteado en su propuesta presidencial? ¿Cree que podrá conseguirlas? ¿Teme a la oposición gubernamental? —pregunta una mujer desde el fondo de la sala.
Me pongo recto en mi silla, apoyando los brazos en la mesa, frente al micrófono y le dirijo mi mirada.
—¿Quién ha dejado a la señorita tan atrás? —alzo mi voz hacia el staff de la conferencia, ellos fijan su mirada en mí al instante—. Por favor, pongan una silla más cercana. Una periodista no debería estar tan atrás.
El staff obedece mis órdenes. Con la silla ya en primera fila miro a la mujer, sonrojada acercarse a mí. Las demás personas observan la escena con asombro.
—Muchas gracias, señor —ella habla, ocultando su mirada de la mía.
—Mis más sinceras disculpas por aquel mal momento. Ninguna mujer debería estar tan atrás de los hombres, ¿no cree usted? —pregunto y ella asiente con una sonrisa—. Respondiendo a sus preguntas: las reformas que he planteado van de la mano con nuestra sagrada constitución, cada una se rige por ella. Pretendo hacer cambios sin salir de la estructura, pero cambiándola de raíz. Planeo usar cada estipulado a favor de mis ciudadanos —bebo un poco de agua—. Cada gobierno tiene su oposición y todos ellos han tratado de disolverla. Mi plan es todo lo contrario: quiero hacer a la oposición partidaria. Serán escuchados y respaldados por mí. Ningún habitante de la nación quedará sin ser escuchados. Esa es mi fiel promesa.

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EFÍMERO
Acción«La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.» Las Vegas oculta secretos que nadie desea conocer o, de lo contrario, todo aquel que lo desee sucumbirá ante un solo destino: la muerte. El perfecto oasis de diversión, perversión...