CAPÍTULO 45 (I)

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Advertencia:
Contenido sensible, no apto para todo tipo de público.por favor mantener discreción. Leer bajo su propia responsabilidad

LA CAJA DE PANDORA
ES ABIERTA (I)

HEAVEN

Mi cuerpo vacila con el arma en mi mano. La sonrisa sarcástica que sus labios muestran hierve mi sangre como la lava. Mi mente me juega una mala pasada cuando me grita que lo asesine.

No puedo dejarme dominar por las emociones y menos en momentos así.

Sin moverme, sin dejar de apuntarlo y sin quitarle la mirada doy un paso amenazador hacia él.

—¡¿No me oíste?! —le grito—. ¡Repite lo que dijiste!

Una mano de manera abrupta se posa en la pistola y la baja. Giro mi rostro y miro los ojos de Demian observarme fijamente. Niega con la cabeza y mi ceño se frunce en respuesta a su negación.

—Heaven, guarda el arma —dicta, sin quitarme los ojos de encima. No salgo de mi sorpresa cuando Zev me arrebata el arma de las manos

—¿Qué mie...? —inquiero, siendo interrumpida.

—Lo siento barbie, no puedo dejarte matarlo, ese es mi premio —habla y en dos segundos el arma queda sin balas en el piso—. El vejestorio aun es valioso.

Los miro aturdida, sin entender un carajo de lo que sale por sus bocas.

—Así que esta es la verdadera Heaven O'Niell —mi cabeza viaja hacia Antonio, quien decide hablar después de ser apuntado por mi arma. Con una fascinación en su rostro observa—. Cuando te conocí por primera vez no eras más que una pequeña de cinco años y ahora —me mira de pies a cabeza— pareces ser la mejor arma de guerra de toda Las Vegas.

Sus palabras golpean en mi cráneo con la misma rapidez de una bala, llenándome de preguntas que mi boca quiere vomitar.

—¿De qué hablas? ¿Cómo me conociste antes? ¿Cómo conoces a mis padres? ¡Responde, maldita sea! —me desespera su enigma, su silencio burlesco.

La sala se queda en un silencio ensordecedor ante mis preguntas. Antonio mira a Demian sin quitar su sonrisa.

—¿Qué esperas, sobrino? —le pregunta—. ¿Le darás las noticias tu o tendré el maravilloso honor?

Demian apreta su mandíbula.

—Cállate antes de que me arrepienta por haberle quitado la pistola —le responde de manera fusilante y dirige su mirada a la mía—. Heaven, me pediste que buscara el pasado de tus padres y lo hice. Lo encontré —mi sangre se congela bajo mi piel cuando Demian mira a Antonio y luego a mí—. Él es la respuesta.

Me quedo en blanco. Las preguntas en mi mente me atacan. Hilar un pensamiento parece imposible. ¿Por qué Antonio Davies conoce a mis padres? ¿Por qué me conoce a mí? ¿Por qué el líder de la mafia italiana conoce a mis padres? Trato de quedarme en un pensamiento, pero se vuelve un reto cuando otra pregunta me ataca.

—No solo Antonio sabe de tus padres, Heaven. Tara, yo y Zev investigamos en Italia —alza la voz Meave. La miro a los ojos—. No solo en Las Vegas se conoce tu apellido, Heaven.

Mi boca se abre soltando un suspiro entrecortado, secándose en el acto.

—¿Italia? —mi voz flaquea.

—La pequeña O'Niell ya no se ve tan imponente, ¿eh? —murmura Antonio.

Mis manos tiemblan. El miedo, la incertidumbre, las mentiras, la verdad la verdad, por primera vez en mi vida, parece más aterradora que la mentira. Siento como si todo lo viera en segundo plano, como si estuviera viviendo la vida de alguien más, como si toda mi vida estuviera a punto de derrumbarse ante la inminente realidad.

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