CAPÍTULO 3

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Esta canción me recuerda a River, y sinceramente, tienen que escucharla.

CATARSIS

River

siete años atrás.

El sonido del constante goteo de la intravenosa llega a mis oídos, el olor a antisépticos inunda mi nariz, y la imagen de mi hermana pequeña; conectada a un respirador mecánico, con parches tapando sus suturas y uno en su cabeza, me destroza. Destroza mi corazón, y mis ojos se llenan de incontrolables lágrimas.

Mi hermanita.

Mi hermanita está luchando por vivir, mi hermanita está grave en una cama de hospital, mi hermanita está en coma inducido por sus heridas. Eso fue lo que me dijeron en la sala de urgencias cuando llegué.

¿Cómo sucedió esto? ¿Quién nos hizo esto?

Mamá y papá están...

Apreté mis labios con fuerza, reprimiendo un sollozo. No es momento de llorar, es momento de preocuparme por Heaven, es momento de preocuparme por mi hermana.

¿Por qué te dejé sola?

Quizás si no la hubiera dejado sola con papá y mamá ellos quizás... si hubiera estado podría haber hecho algo, ayudar en algo, salvar a Heaven, poner mi cuerpo antes que el suyo. Recibir esas balas, recibir esos golpes, yo...

—Señorita O'Niell—habló el doctor a mi espalda, sequé mis lágrimas acumuladas en mis ojos y me giré a verlo—. Vengo a revisar el estado de su hermana y ponerla al tanto de la situación de Heaven.

Asentí con la cabeza, necesito saber todo el expediente, necesito saber todo acerca de la operación a la que la sometieron, todo.

—Soy estudiante de medicina—dije—, así que, por favor, no se de tantas vueltas en explicarme, lo entenderé.

El asintió con la cabeza, reviso los signos vitales de Heaven, su presión y pupilas. En cuanto terminó anotó las cosas en una Tablet y se giró hacia mí.

—Heaven O'Niell llegó de urgencia en una ambulancia con un impacto de bala en su pecho, específicamente en el lado derecho, hematomas esparcidos en su cuerpo y con una incisión profunda hecha con algún objeto cortopunzante, en su cabeza. Le hicimos los rayos X de urgencia antes de pasarla a pabellón mientras detenían la hemorragia de su cabeza y pecho, y revisaban sus signos vitales. La bala perforó su pulmón derecho y le causó un derrame interno, y el golpe en la cabeza le ocasionó una hemorragia en el cerebro.

Mis ojos se llenaron de lagrimas otra vez, esto es grave, es muy grave.

—Durante la operación ella sufrió un paro cardiaco por fibrilación, su corazón de detuvo por unos segundos—mi mundo se vino abajo—, logramos con un desfibrilador, traerla y hacer que su pulso volviera a la regularidad. Su corazón y sus pulmones están muy débiles, sumándole que perdió mucha sangre en el camino al hospital, y tuvo un derrame cerebral. Por ello la inducimos a un coma, para que su cuerpo se pudiera recuperar. La estamos medicando vía intravenosa, y haciéndole una transfusión de sangre. Lamentablemente aún padece una encefalitis.

—L-lo entiendo—dije en un susurro.

—¿Entiende que estas 24 horas son cruciales?—preguntó.

Entierro mis uñas en mis palmas, tratando de tranquilizarme.

—Lo s-sé—dije tartamudeando.

Mi cuerpo entero tiembla bruscamente, mis ojos están llenos de lágrimas, mis manos sudan al igual que mi frente, me falta el aire.

EFÍMERO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora