EFÍMERO

CAPÍTULO 70

Este capítulo tiene contenido que puede ser sensible para algunas personas
Por favor, leer con discreción, proteger tu salud mental es importante

NO QUIERO JUSTICIA, QUIERO VENGANZA

HEAVEN

Siento como un nudo se genera en mi garganta y una amenazante necesidad de vomitar me ataca al ver como la chica, de no más de unos quince años y completamente desnuda, se para frente a mí.

Oculto mi asco al ver como se pone sobre sus rodillas y manos sin pensarlo al verme sola, invitándome a poner mis pies en su espalda en cuanto me siento. Quisiera hacerla levantarse, taparla y llevarme la aquí. Su rostro apagado, casi muerto y su actuar tan automático solo me dice que ha pasado por tanto que su dignidad ya no vale nada para ella.

La humillación que debió haber vivido y sufrido de forma sádica por estos hijos de puta, para llegar a este punto, ha de ser horrible.

Kilian siempre me dijo que soy una persona que expresa con su rostro cualquier tipo de emoción. Sea cual sea el sentimiento que me llena, lo expreso con mis facciones. Mi mejor amigo siempre me dijo que eso era algo bueno, humano y muy sincero, pero ahora me juega en contra de la peor forma, ya que el deseo espontáneo de querer esbozar una mueca por lo que me genera esto lucha por expresarse, pero lo fuerzo a quedarse atrás.

Se supone que estoy maravillada con esta mierda, encantada y feliz de estar en este lugar, no puedo demostrar otra cosa con mi rostro, así que solo suspiro internamente, calmando ese grito interno que me pide actuar, y levanto mis pies para ponerlos en su espalda, usándola y reduciéndola a un mero objeto sin voz.

Como me dolió por hacerle esto, me desprecio por actuar como todos los enfermos y enfermas de aquí, pero no tengo opción y trato de repetírmelo para calmar mi culpa.

Eloy me pidió que me quedara aquí, ya que necesitaba ir al harem para resolver un problema y me dejó en este sillón de tela fina y cara, y con una mujer para atenderme.

Un asqueroso de puta mierda.

Los minutos pasan, la chucha no se mueve ni un solo centímetro cuando unos hombres se acercan a los sofás cercanos al mío, se sientan y comienza a mirar el trasero y vagina de la chica. Me tensó ante esto, conozco esa mirada y reconozco a un depredador sexual cuando lo veo.

Y claramente no me equivoco. Ellos se lamen los labios morbosamente, tocan sus miembros por encima de la ropa y comentan entre ellos aberraciones grotescas sobre la menor.

Esta vez fallo, porque mi ceño se frunce y mi cara se endurece cuando dos de ellos llevan las manos hasta la vagina de la chica y comienzan a introducir sus dedos en el interior de esta sin descaro alguno mientras el otro trata de apretar los pezones de esta para ordeñarla y denigrarla llamándola vaca lechera.

El rostro sin vida de la chica cambia mientras lo baja al suelo para que nadie note las lágrimas que amenazan con salir por sus celestes ojos. Siento su cuerpo perder fuerza, tratando de recomponerse sin que nadie se dé cuenta de su flaqueo momentáneo, pero yo lo hago y ella sabe que lo noté.

A la mierda Rae Young.

No controlo mi cuerpo y reacciono de forma casi natural. Siguiendo mis principios, el instinto protector y asesino me azota tan fuerte como un huracán. Veo rojo, la sangre bajo mis venas hierve cual lava y mis manos tiemblan expectantes a moverse y desatar el caos. Pierdo la calma, paciencia y autocontrol, y solo actúo.

Con una mano agarro a uno, al que la llamaba vaca lechera, del cabello, tirando con fuerza de este y sintiendo como algunos mechones se sueltan de su cuero mientras su rostro cae hacia atrás y sus facciones se contraen por el dolor.